Capítulo 37: Emma

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La mujer, sin decir nada, arrancó el auto como ordenó Chad, apreté la mano de mi novio fuertemente, y él en respuesta apretó tres veces más fuerte que yo. Me estaba cortando la circulación, pero no le dije nada, ya que sabía que él quería mucho a Chris, como a un hermano. Miré a mi lado y vi a Mike ocultando su cabeza entre sus manos, y a Becca, con una expresión afligida.

-No puedo creer que ellos hayan sobrevivido tanto tiempo con esa infantil forma de actuar- oí a James murmurarle a la conductora, ella nos observó por el espejo retrovisor y asintió en dirección a James, en ese mismo instante vi una sombra poniéndose delante del auto con movimientos débiles.

-¡Para el auto!- grité, la conductora volvió asustada la vista al frente y frenó tan bruscamente que los frenos chirriaron, pero aún así impactó contra el cuerpo.

-Niña, me diste un susto, sólo debe haber sido un infectado- apagó el motor del auto.
-Voy a quitarlo del camino- habló James y yo sentí la necesidad de bajarme del auto a ayudar, así que lo hice.

Abrí la puerta un segundo después de James, y salí apresurada, el chico estaba de brazos cruzados observando y mi vista se enfocó en lo mismo que él e inmediatamente reconocí aquella tez pálida y delicada, tendida en el piso, con muchos rasguños y una herida de bala recientemente provocada en el hombro.

-¡Es Sara!- exclamé y me dejé caer sobre las rodillas a su lado. Inspeccionando sus signos vitales y el estado de sus heridas.
-Está viva, hay que meterla ya dentro del auto o le dará hipotermia- le informé y él se quedó pensando indeciso.

-Por favor, ¡Va a morir!- él se tomó unos segundos más y luego la levantó con cuidado del húmedo suelo, la transportó a la parte de más atrás del auto y la recostó donde aún quedaban algunos asientos vacíos.

Todos miraron atónitos a Sara, mientras el auto volvió a partir.

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Ha pasado una semana desde la muerte de Chris y el ambiente se roció de melancolía. Hounganville ni siquiera organizó un funeral para él, y tuvimos que hacer uno pequeño entre los que sí lo conocíamos y apreciábamos.
Sara está internada en el hospital, comenzando a sanar y las palabras intercambiadas entre todos nosotros se han vuelto vagas, Thomas ya ni siquiera se aparece desde que una chica me contó que alguien le golpeaba, Carter entró en depresión y se hizo un buen amigo del alcohol, mi padre está molesto conmigo por haber traído a Sara sin su permiso, y hasta Amy adquirió más tranquilidad.

Y en cuanto a mí, decidí seguir ocultando mi embarazo, ya todos están lo suficientemente estresados. De todos modos he estado cuidándome, comiendo saludable y tomando algunas pastillas que conseguí.

Se abrió la entrada de vidrio del hospital, y caminé, decidida a hacer que Sara me contara lo que le ocurrió.
Di unos cortos golpecitos a la puerta de la habitación de Sara, a lo que una enfermera salió de ella y me dio permiso para entrar.

-Hola Sara, vine tan pronto como me dijeron que estabas despierta-

No era la misma Sara de siempre, ahora tenía la mirada triste, como si en su mente se repitieran constantemente horribles sucesos.
-¿Crees que puedas contarme lo que ocurrió?- solté luego de unos minutos de conversa, y ella se lo pensó pero luego asintió lentamente.

-Yo estaba en casa, leyendo una revista junto a Seth y mi familia- había comenzado a titubear.
-Cuando luego unos tipos tiraron la puerta. Estaban armados de pies a cabeza, ellos comenzaron a disparar en todas direcciones, yo me eché al suelo, y eso es lo último que recuerdo-
Cerró los ojos y una solitaria lágrima se escurrió por su mejilla.

-Luego desperté con un agudo dolor, no sólo por mi hombro, fue otro tipo de dolor que se instaló en mí al ver a mi familia...- hizo una pausa.-A Seth... Todos estaban muertos, y siento que ese dolor no acabará nunca-

Recordé el día anterior, cuando hablé con Zoe.

Flashback:

Zoe dejó salir su sonoro llanto, antes de confesar.
-Yo siempre lo quise, pero fui una estúpida, cuando lo encontraron luego del LED, me acobardé y lo dejé viviendo en el hospital ya que no sabía si podría cuidarlo sola, yo fui la que se alejó- ella había tomado ambas manos de Sara.

-Luego fue demasiado tarde, sabía que él me odiaba y me di por vencida de intentar disculparme, Seth era lo único que me quedaba-

Fin del flashback.

-Luego armé una mochila con alimento y escapé, huí al bosque antes de que me encontraran esas personas- estaba muy seria.
-Pero de todos modos lo hicieron-

Fruncí el ceño y jugué nerviosamente con mis dedos.
-¿Qué quieres decir?- me di cuenta de que su mirada estaba puesta en la entrada de la habitación, justo en ese momento un guardia abrió la puerta.

Sara comenzó a revolverse como loca, intentando quitar el amarre que por alguna razón habían puesto para que no pudiera salir.
-¡Son ellos!- gritó.-¡Por favor, diles que no me hagan daño!- me suplicó.

-Señorita Emma, su padre desea hablar con usted- dijo el chico cordialmente, con una actitud que me hizo pensar que él no le haría daño ni a una mosca.
Intenté levantarme de mi asiento, pero las manos de ella me sujetaron con una fuerza desesperada, haciéndome imposible salir.

-Emma, ellos planean echarme, me dejarán morir sola allá afuera- su expresión de terror me preocupó, el guardia llamó a unas enfermeras por algo similar a un walkie-talkie, y no tardaron en llegar, golpeando a Sara para que me soltara.

-¡No!¡Emma!- me quedé atónita de la violencia que implementaban las enfermeras, el guardia me tomó del brazo, intentando hacer que yo me retirara de aquel lugar, pero no me moví.

-Vamos señorita, mientras más tiempo se quede usted, más van a golpear a la chica- al escuchar estas palabras, comencé a avanzar sumisamente.

-¡Escucha Emma!- seguí caminando.
-¡Ten cuidado con Adam!- paré en seco y me quedé perpleja, los recuerdos vinieron a mi como una gran ola sacudiendo mi mente y haciéndome estremecer al recordar los momentos finales de mi madre, todo el tiempo creí que ella había estado alucinando en ese momento, pero ahora todo cuadra.

Las últimas palabras de mi madre fueron "ten cuidado con Adam"
-Lo siento- la voz del guardia me sacó de mi trance, cuando me di cuenta que él me había colocado unas esposas, me arrastró hasta que mi rostro sintió el frío aire de la noche, miré a mi alrededor y delante nuestro había un edificio, y en su entrada se apreciaba la silueta siniestra de alguien a quien creo que debo dejar de llamar "padre".

Llamando a tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora