Llamando a tierra

Capítulo 38: Chad

Sentí el sudor recorrerme la espalda, había corrido medio kilómetro y caído de bruces contra el camino de pavimento, me raspé las manos y las rodillas pero no sentí el dolor a causa de la adrenalina, envés de eso, lancé fuertes sollozos al cielo, para luego encorvarme y cerrar los ojos tan fuertemente que dolían, intentando aminorar lo que sentía en estos momentos.

Sentí cálidos y delgados brazos aferrarse en mi tronco, no pude evitar encontrar similitudes entre esos brazos y los de ella.
Sin embargo mis ilusiones se quebraron al alzar la vista y ver a Thomas, tratando de desahogarse tendido junto a mí, con los ojos bañados en lágrimas.

Tomé su cabeza entre mis manos y la atraje a mi pecho, abrazándolo fraternalmente y a ninguno de los dos nos importó fingir nuestra masculinidad y lloramos, como si así la trajéramos de vuelta.
Abrí levemente la boca para decir algo y pude sentir el vapor que emanaba mi aliento.
-Esto no es verdad- remarqué el "no".-No puede serlo, no así-

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Emma me pidió que yo cuidara a la pequeña Amy para que ella pudiera hablar un momento a solas con Sara en el hospital, ya que estaba muy preocupada e intrigada en ciertos aspectos, acepté y la llevé a dar un paseo por los hermosos jardines.

En el camino nos encontramos a Thomas sentado sobre una banca y decidimos acercarnos hacia él.
Me senté en silencio, no sé si él notó mi presencia o sólo estaba sumido en sus pensamientos sin fijarse en el exterior, pero pareciera que estuviera intentando evitarme, ya que de la nada, se levantó nervioso del asiento, dio una sancada dispuesto a alejarse pero le detuve del brazo.

-Thomas- murmuré.-Sólo un segundo- le rogué fijando mi vista en Amy, que jugaba con una vieja muñeca de trapo. Él asintió levemente y se sentó cabizbajo de vuelta en la banca.
Le miré el rostro, tenía un leve moretón en el pómulo derecho y sus ojos estaban severamente hinchados por falta de sueño.