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Noche de brujas

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Noche de brujas

Octubre

Estoy lista con mi bowl repleto de palomitas enchiladas y salsas para complementar la experiencia picante. Mi nuevo televisor está pausado con la película de Halloween Town y mi deliciosa pijama calientita me respalda en esta tarde-noche de películas que hacen referencia a la tradicional noche de brujas. No suelo festejarlo más allá de este delicioso ritual que disfruto como nunca, sin embargo, la nostalgia me golpea fuertemente porque los últimos cinco Halloweens los había celebrado junto a Renato, haciendo exactamente lo mismo que haré hoy... pero esta vez estaré sola.

—Te extraño, quisiera que estuvieras aquí conmigo —digo a través de FaceTime.

—Potty, si tú me lo pides, yo tomo el siguiente vuelo y me paso todo el fin de semana contigo.

Sonrío.

—Ya te dije que no, tengo mucho quehacer y tú sólo serías una bonita distracción que no necesito ahora.

—Me partes el corazón —suelta sonriente—. ¿Sabes por qué?

La puerta de mi apartamento se escucha.

—Espera, debo atender.

Me dirijo hacia allá, dejando a mi novio a la espera en la video llamada, pero cuando abro la puerta, ese mismo rostro de tez clara, alborotado cabello castaño y ojos verdes que dejé en la pantalla del celular, aparecen frente a mí en vivo, directo y a todo color.

—Porque ya estoy aquí —se responde.

Mi boca se abre tanto como mis ojos y el celular resbala de mis manos hasta golpear el suelo sin importarme ni un poco.

—¡Renato! —exclamo, entendiendo lo mucho que lo había extrañado. Mi cuerpo se abalanza sobre él y me sostiene con el mismo júbilo que yo lo recibo—. ¡¿Qué haces aquí?!

—No podía perderme este maratón, Potty.

Nos separamos y le observo con añoranza, riendo un poco al ver que él ya viene en su pijama favorita.

—Te amo —suelto y lo jalo hacia el interior de mi departamento.

No hace falta mencionar que la película pasa a segundo término en este momento. Nos dedicamos a profanar mi nuevo colchón sobre el suelo y me siento yo nuevamente. Sus tiernas caricias, sus enérgicos besos y mi cuerpo mientras es sostenido por sus manos me hacen recordarlo. Me hacía falta él, me hacía falta Renato para reafirmar quién soy y que mis pensamientos le pertenecen por exclusividad.

—¿Cómo es que venías y yo no lo supe?

—De eso se tratan las sorpresas, Sara.

—Y a ti siempre te salen bien —respondo entre sus brazos y con una gran sonrisa.

Me siento feliz.

La película da inicio después de conseguir palomitas acarameladas, pues él definitivamente no comerá de las que ya había hecho.

***

Son las diez de la noche y estamos empezando la segunda película: El extraño mundo de Jack. Cantamos la canción del inicio tomando un papel dramático pues, en realidad, todo es canto al estar con Renato; adora cantar. Solía renegar constantemente diciéndole que no era justo porque él es muy bueno y yo no, pero es algo que ya superé y ahora lo disfruto tanto como él.

La puerta se escucha una vez más y mi corazón se acelera con preocupación.

—¿Quién visita a mi novia a estas horas?—bromea divertido.

Una sonrisa nerviosa me aborda porque no sé qué esperar.

—Iré a resolver el misterio, aguarda aquí —digo, caminando a pasos lentos y angustiados.

Sinceramente, temo que sea una de las entregas especiales a cortesía de Alexander, o incluso él mismo, aunque nunca haya aparecido aquí antes.

Por favor, por favor, por favor, por favor...

Mi ceño se frunce cuando miro a la persona al otro lado alzando un sexy disfraz.

—Esta es mi disculpa.

—Mm, no es un buen momento...

Pilar se adelanta, entrando a mi departamento sin invitación y yo la sigo con la mirada, parpadeando muchas veces.

—En verdad lo lamento, sé que lo que hice no estuvo bien y te traje este hermoso disfraz como ofrenda de paz —dice y lo alza frente a mí, dándole la espalda a mi novio, quien aparece detrás de ella con las manos dentro de las bolsas de su pijama.

—Serás un ángel muy sexy.

Pilar pega un aterrador brinco con grito incluido tras escuchar la gruesa voz de mi novio.

Yo sonrío.

—Pilar, él es Renato. Renato, ella es Pilar —presento divertida.

—¿Por qué no me avisaste? —me reclama entre dientes, haciendo bola el disfraz en sus manos—. Mucho gusto, Renato.

—Lo mismo digo—chasquea mi novio, recostándose sobre el pilar de la pared.

—¿Para qué es el disfraz?—cuestiono curiosa.

Ella alterna la mirada entre mi novio y yo antes de responder:

—Mañana habrá fiesta de Halloween y quería sacarte de esta cueva inmunda que sustituye a esa otra cueva llamada biblioteca, donde sueles vivir.

Renato ríe divertido y camina hasta quedar a mi costado, abrazándome.

—Tienes que ir a esa fiesta, y definitivamente me enviarás una buena foto con ese disfraz puesto. Te verás divina.

Sus palabras hacen que la decepción borre cada minúsculo rastro de felicidad en mi rostro.

—Pero tú estás aquí, no iré.

—Mi vuelo de regreso sale mañana por la tarde, amor.

—Bueno, dejo mi ofrenda de paz por aquí...—suelta Pilar, abandonando el disfraz sobre la barra de mi pequeña cocina—. Y que disfruten su noche de... —Frunce el ceño al indagar con la mirada lo que hacemos—, de ñoños. Un gusto, Renato.

Ella se marcha y la privacidad se renueva, pero ahora no me siento bien. Estoy triste y él lo nota.

—Vamos, Potty. Es poco tiempo pero debemos disfrutarlo o qué caso tiene que esté aquí.

Le miro tristemente.

—Todo sería más sencillo si estuvieras aquí.

—Aún me falta terminar el último año de universidad, pero ¿quién sabe? Quizá para el final del próximo verano me tengas trabajando por acá.

—¿Harías eso?—cuestiono ilusionada.

—Por ti, lo hago y lo puedo todo.

————
Hagan sus apuestas, qué va a suceder?

Cómo le rompí el corazón al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora