Sexy
Diciembre
Mi celular suena.
Veo la pantalla y sonrío.Pilar por fin se durmió, así que respondo afuera del cuarto.
—¿Dónde has estado? No he sabido nada de ti en todo el día —dice al otro lado de la línea.
—Surgió algo, pero tu sorpresa en la biblioteca fue increíble. Gracias, Alex.
—Es un libro muy importante en Alemania, quería que lo tuvieras, ya sabes, para que conocieras un poco más sobre mis raíces.
—Tú nunca pierdes.
—Contigo a mi lado, lo tengo todo. No necesito ganar nada más.
Mis labios se aprietan y ahogo un suspiro.
—Necesito de tu ayuda —suelto, acabando con el cursi momento que se pudo haber creado y que tanto quería vivir, pero segura de que esto era más importante.
—Con gusto, ¿qué sucede?
—Es Pilar.
Un pesado suspiro se escucha al otro lado.
—Sara, no. Lo siento. No voy a ayudarte con ella, no es tu...
—Amiga, lo sé. Pero necesita ayuda. Está aquí en el departamento conmigo y...
—¡¿Qué?! —exclama con preocupación—. ¿Qué hace ella ahí?
—Tiene problemas con el sujeto que se hace llamar su novio y...
—Lo último que debes hacer, es resguardar a Pilar cuando tiene problemas con ese hombre. Voy para allá...
—Pero...
—Voy para allá, no puedes estar sola con ella.
No me permite decir nada, separo el celular de mi oreja y me doy cuenta en la pantalla de que ha colgado.
Llega solo un par de minutos después.
—¿Está todo bien?—cuestiona, observando a sus alrededores con atención.
Me muestro tan confundida como curiosa.
—¿Qué sucede? ¿Qué podría pasar si...?
Él entra al departamento y cierra con seguro.
—Roger es violento, suele estar drogado y no le importará lastimarte con tal de obtener lo que quiere, y lo que quiere siempre es Pilar, así que no te puedes interponer en su camino. Si él está buscándola, puede irte mal —confiesa.
—Él le pidió dinero, no creo que la esté buscando...
Él suspira, yendo hacia el sofá donde decide tomar asiento. En ese momento, me doy cuenta de que lleva puesta su ropa para dormir y sonrío, pues seguramente ya estaba listo para caer rendido y en su lugar, ahora está aquí.
—¿Crees que puedas ayudarla?
—Darle dinero no va a solucionar sus problemas. Necesita cortar el problema de raíz; necesita dejar a ese hombre porque es el que la arrastra a la asquerosa cueva en la que se encuentra refundida.
Tomo asiento a su lado y sujeto sus manos, encontrando su mirada.
—Ayúdame a ayudarla. Ayúdame a...
—Lo intenté una vez, Sara. Ella no quiere dejarlo y no podemos hacer nada si no quiere ser ayudada.
—Platicamos hace rato y creo que ella ya quiere salir de esto.
Él suspiró.
—Tengo unos amigos en la policía. El año pasado intentamos arrestar a Roger, pero Pilar se puso como loca diciendo que lo amaba y que no podía traicionarlo de esa manera, así que le advirtió y ambos se fugaron. Fue cuando su familia prácticamente la desheredó.
—Algo de eso me contó.
Él me mira curioso.
—¿Y qué más te dijo?
—Que quiere querer alejarse de él, y si el problema en el pasado fue que ella se arrepintió a último momento, esta vez podemos actuar sin que ella lo sepa. Que la policía agarre a ese hijo de puta y ya el resto será más sencillo.
Él sonríe.
—¿Te he dicho que te vuelves más sexy cuando hablas así?
—¡Alexander!
—Si me besas ahora mismo, prometo que ayudaré a Pilar.
—Ella está en mi habitación —advierto antes de cualquier cosa.
—Y mi auto está abajo.
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Cómo le rompí el corazón al amor de mi vida
Teen FictionSara está enamorada de su novio Renato, pero también de Alexander, su nuevo novio. ¿Cómo terminará este triángulo amoroso del que solo ella está enterada?