c u a t r o

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Despedida

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Despedida

{DOS SEMANAS ANTES}
Agosto

—¿Lista para esta nueva aventura?

Alzo la mirada hasta encontrarme con sus ojos verdes y sonrío al sentir cómo me transmite su confianza.

—Ahora sé que será buena porque la inicio contigo a mi lado.

El avión despega y yo paso la mayor parte del vuelo dormida entre sus brazos, agradeciendo que pueda acompañarme aunque sea solo un momento, pues tristemente debe regresarse al día siguiente.

—Potty, abre los ojitos. Ya llegamos —suelta con suavidad, depositando una serie de castos besos sobre mi coronilla.

Y la realidad me golpea el rostro cuando el edificio de mi nuevo apartamento aparece frente a nosotros.

—Este pudiera ser nuestro nidito de amor si no estuvieramos a tantos kilómetros de distancia —dice él, rascando su cabeza mientras observa la altura del edificio.

Río un poco.

—Podemos estrenarlo hoy.

—Me ofende que pienses que hay posibilidad de no hacerlo.

Entre los dos subimos el total de mi equipaje, no es tanto pero sí es necesario dar dos vueltas. Mi padre se ofreció a venir con nosotros pero le pedí que me permitiera pasar ese momento con Renato, pues siempre supe que sería difícil para nosotros separarnos después de cinco años de relación en los que nos vimos prácticamente todos los días.

—Me gusta el lugar, es bastante amplio. Justo lo que necesitas —dice girando sobre su propio eje.

—He estado pensando en conseguir una rommie.

Su rostro hace una mueca en la que claramente puedo ver el desacuerdo.

—¿Y cuando quiera visitarte?

—Como si vinieras cada fin de semana —ironizo a sabiendas de que rara vez podrá venir—. ¿Algún consejo para esta novata de universidad? —cuestiono mordiendo mi labio inferior con nerviosismo mientras mis cejas se encurvan.

Él muestra una empática sonrisa antes de abrir sus brazos y acercarse hasta sostenerme entre ellos.

—Sólo sé tú misma... y estudia, no vayas a tantas fiestas —advierte y me aleja para poder verme—. En serio, he tenido que hacer muchos extraordinarios por eso.

—Eso les ocurre a ustedes cuatro por ser tan fiesteros, pero por suerte para ti y para mí, no soy partidiaria de eventos sociales.

—Ahorrarte las desveladas que otros no se ahorrarán te mantendrá en el puesto número uno. Serás la favorita de los profes.

—No sé si eso es un cumplido o una ofensa.

—Para ti siempre será un cumplido.

Recorremos el barrio que rodea mi nuevo hogar para conocer un poco lo que hay cerca. Después, Renato me ayuda a llenar mi nuevo y pequeño refrigerador con despensa para toda la semana y terminamos viendo una película de fantasía recostados sobre el colchón inflable en el que dormiré de ahora en más. A falta de muebles, mi departamento sólo cuenta con refrigerador, estufa, una pequeña televisión, un colchón inflable, un puff, aire acondicionado y un armario de dos puertas. Lo básico, pero con Renato ahí, no puedo pedir más. Él lo llena todo con su sola presencia.

A la mañana siguiente, mi falda a cruadros y el blazer son la opción perfecta para presentarme al primer día de clases. Renato me acompaña hasta la entrada, en donde la triste despedida llega.

—Anda, hazme mucho más orgulloso —dice él.

—Te extrañaré demasiado —susurro, escondiéndome en su pecho.

—Mi Potty, yo siempre estaré contigo. Siempre estaré para ti y te pondré primero. No importa dónde estés o cómo estemos.

Me alejo un poco y sostengo sus mejillas con mis manos, acercándonos para poder idealizar el beso que tanto imaginé en mi mente. Largo y húmedo, lento y significativo, repleto de amor y muchas ganas de volver a verlo.

—No te has ido y ya te extraño —digo después de recobrar aliento cuando el beso llega a su fin.

—Éxito, pequeña.

—No te olvides de alimentar a Arquimides.

Sus ojos ruedan y un semblante divertido aparece en su rostro.

—Ya me he puesto las alarmas diarias, ese pez comerá mucho mejor que yo.

—Te amo, Renato.

—Eres mi por siempre, Sara.

Cómo le rompí el corazón al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora