"Cuentos de Nekos."

"Desastre azul."

Esos nekos traviesos no sabían estarse quietos, ya que eran callejeros se la pasaban de techo en techo.

Un día cualquiera y sin gracia, la pelotita de básquet, juguete de ambos fue lanzada sin cuidado a uno de esos hogares de humanos raros. Y Nekogami que era bueno pero gato, decidió aventurarse solo pero bien cauto, así tal vez recuperaba su posesión más amada.

Nekomine ofendido al ser dejado de lado, fue más veloz que su pelirrojo, ya que de un sólo movimiento se encontró dentro de aquel departamento; Nekogami al ver esto rodó los ojos molesto y de un sólo salto, llegó donde ese osado gato.

Le dio un tirón en su cola advirtiendole que no hiciera alguna suya, la sonrisa del minino azul se extendió como luna en su rostro; no pasaron más que algunos minutos donde vió montones de revistas, retratros de gente abrazada y de muchas del mismo chico pelirrojo y otro muchacho que le hizo cuestionar con la mirada donde estaba ese condenado azulado.

-¡Crack! - se dejo escuchar. -¡Crashhh! - la cola rojiza se erizo ante ese segundo estruendo.

Veloz se dirigió a una habitación donde los pedazos de vidrio captaron su atención, regados por todas partes con una flor asesinada en medio del desastre y el culpable a unos metros refregándose en el piso cual perro con su juguete, arma del delito, entre sus patas.

-La maldad hecha gato. - eso pensó un Nekogami aterrado ya que al azul minino ni le importó haber roto algo, sólo siguió jugando.

Aunque el pelirrojo no quería dejar ese desastre de lado tuvo que hacerlo al escuchar las llaves del inquilino, que regresaba a su casa. Con toda la velocidad que pudo arañó al Nekomine que a pesar de su enojo por tal acto, obedeció a su amado y salieron así de aquella habitación en un acto.

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-¡Ahomine! - escucho el grito desde alguna parte de la casa. No tenía las energías como para ir a averiguar de donde lo llamaban exactamente.

Había sido un extenuante uno a uno con el pelirrojo de Seirin, y este a regañadientes pagaría su derrota con una deliciosa comida preparada por él.

Lo vio aparecer en su campo de visión, que era poca al estar tirado en el sofá de la estancia. -Tengo hambre. - dijo sin más.

-Ni una mierda. - le respondió molesto. - Si fuiste tan estúpido como para romper el florero de mi habitación y ni siquiera levantaste tu destrozo, ve a conseguirte algo de comer.

-¡Que rayos! - se incorporó como un resorte del sofá. -Yo no hice nada idiota.

-Exacto, eso es lo que digo. No hiciste nada y lo dejaste todo ahí.

-No eso quise decir Bakagami. - le gruñó el moreno. -Además, yo te di esa flor. -desvío la mirada de las manos de Kagami que de hecho sostenían dicho presente. -La hubiera puesto en otra parte, en agua.

Kagami se sonrojo por tales palabras, no dudaba de ellas pero había un florero roto en su habitación y si Aomine no había sido quien lo rompió entonces, ¿quién o que lo hizo?

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[ Extra ]

Kuroko iba donde sus luces vivían, habían quedado en ver películas esa tarde y se encargaría de hacerlos sufrir si acaso lo habían olvidado.

Ya enfrente del departamento de Kagami que era también de Aomine (según el mismo), dos bolas empojosas de color rubí y zafiro captaron su atención. Le pareció a pesar de verlas de reojo, que de hecho habían salido del hogar de sus amigos.

-¿Que habrás hecho Nekomine-kun? - se pregunto mientras veía como el minino rojo parecía arisco con el de color azul. -Nekogami-kun tiene su temperamento.

Sin duda, había encontrado el hogar ideal a ese par de gatos y que mejor que con ese par de bakas, pero antes tenía que hacer una prueba de responsabilidad.

Sacó su celular y marco el número de su nuevo cómplice. -Takao-kun. - saludo con una leve sonrisa en su rostro.

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Como leen, Takao hará aparición en la historia...

Por ende el MidoTaka también :')

Nunca les he preguntado pero, ¿quieren leer a algún personaje o shipp por aquí? Esto seguirá siendo AoKaga y meloso, pero también quiero que siga sacando sonrisas. Me dicen, ¿vale?

Gracias por sus lecturas, votos y comentarios. :D