"Aplastante amor."

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Si algo era el Nekogami, además de sumamente adorable, eso era ser muy posesivo con su Nekomine.

Al azulado nunca le había molestado y ni lo haría pues, el justo lo mismo hacía. Todos los gatos que vivían cerca del departamento de la nueva familia, podían confirmarlo.

Al Nekogami nadie lo olisqueaba ni lo acariciaba (den gracias los muchachos de casa que no los arañaba si se pasaban) pues sólo él y más que él tenía ese privilegio.

Pero bueno, el asunto de este escrito es saber como el pelirrojo minino aprendió a lidiar con las visitas del poco perceptible Kuroko y su aterrador Nigou al recién formado hogar.

Simple, se quedaba encerrado en el cuarto de los muchachos mientras veía por la abertura de la puerta al minino azul lanzar de un lado a otro, la pelota del can para que este se entretenga y en parte, no fuera donde el Nekogami.

Le fastidiaba compartir a su minino, y veía que su pelirrojo humano parecía padecer lo mismo, sólo que él no se quedaba aislado. Sino que abrazaba al moreno cada vez que podía para que toda la atención de este no se fuera donde el peliceleste.

Se armó de valor y aunque erizado, avanzó donde perro y gato descansaban.

El par de ojitos del azulado se agrandaron cuando sin dudar, su rojo paso de largo a Nigou y luego a él pero, no se fue a ningún otro lado más que detrás suyo a dejarse caer encima, tal cual Kagami lo hacía con Aomine cuando reñían.

Sin ser notado el perrito fantasma se fue donde su amo, ahora le tocaba importunar al pelirrojo humano.

Entre ronroneos y mordidas a la oreja izquierda, el Nekomine se resignó a quedarse aplastado un rato, sólo porque era su amado el que quería usarlo para su descanso.

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Aunque atrasado, ¡Happy KagaAo Day!? ❤

"Cuentos de Nekos."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora