Capitulo 13: Roto

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Llevaba un mes, sin dirigirle la palabra a mis padres, seguía sin responder sus llamadas, y mensajes, incluso me escapaba, por la pequeña  ventana, del vestidor de chicas,  si los veía entrar por la puerta de la academia, no les puedo mentir, me hacía sentir un poco culpable, tal vez, había sido un poco, dura, con ellos, porque, ellos me habían traído al mundo, tal vez, era momento de perdonarlos, pero todavía no estaba lista, para contarles, a Katie y a Jane sobre mi robotizado corazón; mientras, tanto los Brown, me habían permitido quedarme con ellos, tras una increíble historia (inventada por Jane) sobre como mi bisabuela, había sufrido de un devastador infarto, y mis padres, habían tenido, que viajar, de inmediato a Seattle, a encargarse de ella; aquella creíble mentira inventada por Jane, tenía un poco de verdad, si mi abuela, si había sufrido un repentino infarto, pero, hace diez años, durante unas vacaciones familiares, a California, el cual le había causado su fallecimiento, así que ni siquiera tenía abuela, pero mientras tanto, tenía que irrespetar su memoria, si quería quedarme allí, durante un mes.

Me había acostumbrado, de inmediato a convivir, con los Brown, el padre de Jane, James, salía, muy temprano, en la mañana, a reunirse con los artistas más cotizados, de la ciudad, para luego recorrer, todas las galerías, más famosas del país, así  que casi siempre, estaba con nosotras, para el almuerzo; por otra parte,  la madre de Jane, Samantha, se dedicaba, al negocio  culinario, su libro “La verdadera cocina francesa, en menos de treinta minutos” era uno de los más vendidos, en todo el mundo, sin mencionar, su línea de utensilios de cocina, “Round Brown”  (de los cuales, mi madre era una gran fanática); Jane también tenía un hermano, mayor, “El misterioso”, como solíamos llamarle Katie y yo, ya que solo lo conocíamos, por un anuario viejo, de la academia, que habíamos, encontrado, escondido, en una de las bibliotecas, de la casa de Jane. De lo que todavía, no me había acostumbrado, era a quedarme  en el cuarto de huéspedes, (donde se suponía, que debía dormir) ya que prefería un millón de veces, quedarme en el cuarto de Jane, hablando tonterías, hasta tarde, y comiendo un par de bolsas, de Skittles, mientras veiamos películas; el cuarto de Jane, estaba decorado, con un esponjoso papel tapiz, de piel falsa color rosa, con unas gigantescas letras, encima de la cabecera de su cama, en las cuales, se podía leer la frase. “I LOVE CATS”, seguido de (al igual que todas nosotras) una instantánea de nuestro primer año en la academia, enmarcada en su mesa de noche,  Jane también era un gran vocera adolescente,  de la asociación protectora de animales PETA, por la cual jamás utilizaba pieles de animales, en sus zapatos, o bolsos, Jane se tomaba su papel como vocera muy en serio, el verano pasado, arrojo al mar, el hermoso abrigo de piel de oso de Katie, mientras estábamos, de vacaciones, en Niza, solo diciendo: “ los osos te lo agradecerán”; sus animales  eran sagrados, para ella, en especial  sus gatos, de los siempre decía que eran los únicos que siempre estaban allí para ella.

―Jane,  ¿debería utilizar, la falda negra, o la marrón?―pregunte mientras, nos alistábamos par irnos, a la academia.

―La negra, es mejor, es más corta, y ya sabes hoy tenemos clase de expresión corporal, podrás seducir a tu hombre―decía, mientras se ponía, los tacones.

― ¡Que te pasa! ¡Estaremos en clase!―exclame, mientras me ponía los zapatos.

― ¡Ay no seas, dramática! Oye, ¿tú no notas a Katie, un poco extraña?, ayer, mientras, iba a buscar, su almuerzo, en la cafetería, le llego un mensaje, de un tal, Torres,  y cuando, le avise, que tenía un mensaje, se puso, histérica, Mads, tomo su bolso, y se cambio de mesa, jamás, la había visto actuar así―Sabia exactamente, quien era el misterioso Torres, pero no le podía, decir, nada a Jane, debía esperar, a que Katie se sintiera, lo suficientemente lista, para poder contarnos.

―Quizás, es porque,  su padre, no quiso, comprarle, el Ferrari,  que ella quería,  sabemos cuánto deseaba, ese auto―Respondí, tratando, de quitarle el interés.

Nunca Antes BesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora