Capitulo 15: Encuentro Inesperado

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— ¡Bonjour¡ ¡Bonjour!, hermosa  mañana, está, en la que he de conocerte.

Todos reían en la oficina, mientras André, trataba de hacer piruetas, con el par de Capuchinos, que tambaleaban en sus manos.

— ¡André! ¡Déjate de tonterías y dame el cappuccino! Voy saliendo inmediatamente para Roma, uno de los galeristas de allá, quiere hacer negocios con uno de mis artistas, así que por favor, los dejo encargados a ti y a Carter, y recuerden que hoy tenemos una visita especial—Decía el señor Brown, mientras miraba impacientemente, el rolex de oro, de colgaba de su muñeca—No tengo mucho tiempo, tengo que salir inmediatamente, y joven Roux, recuerda que no todos te dan una oportunidad como esta, así que tómala con sabiduría.

—Le prometo, que no lo decepcionare, señor Brown —Respondí, antes de que saliera por la puerta, y subiera al auto.

Me dirigí, de nuevo a la oficina, y mientras caminaba, junto a André, en busca de un vaso de agua, no pude evitar preguntarle,  sobre aquella “Visita especial”, de la que el jefe tanto hablaba.

—Oye, André, tú no sabes, ¿Cuál es esa “visita especial”, de la que jefe, hablaba hace unos minutos?

—Pues a partir de hoy, llega la nenita del jefe, a trabajar, con nosotros, parece que el jefe quiere que aprenda una  “lección”, ya sabes para que vea, que todas las cosas buenas, requieren esfuerzo.

— ¿Y tú no la conoces? o ¿Jamás la has visto?

— ¡Jamás!, esa niña, nunca pone un pie  en esta empresa, aunque Antoine y Ángela, ya sabes las más antiguas, dicen que si la conocieron, claro, cuando solo era una chiquilla.

— ¿Una chiquilla? ¿Por qué? ¿Cuántos años tiene ahora?—Por alguna razón, ajena a mí, sentía curiosidad.

—Pues, sacando las cuentas, debe tener como unos  17 o 18, pero que te puedo decir, debe ser una mocosa malcriada, como todas las niñas de su edad, con dinero y tarjetas  de crédito ilimitadas, pero que ni se te ocurra, hablar mal de ella, delante, del jefe, porque ella es la luz de sus ojos, el azúcar de su café, tal vez por eso, el jefe quiere tratar, de “enderezarla”, después de lo que hizo.

—Está bien André, ya te pusiste poético, pero ¿De qué hablas? ¿Qué hizo, como para que el jefe quiera darle una “lección”?

—La chica es una total Psicópata, destruyo el Ferrari de su novio, en venganza, por haberla engañado; luego,  los padres del chico, demandaron a la familia del jefe, él estaba totalmente devastado y enfurecido, no podía creer, que su niñita, fuera capaz de hacer, semejante locura. ¿Y tú porque preguntas tanto? ¿No abras pensado tratar de conquistar a la nenita del jefe?  ¿Cierto?

— ¿Yo? ¡No! ¡Ni lo pienses!  ¡Jamás arriesgaría mi pasantía, por una chica! Además, si es tan psicópata como tú dices, que tal, si me envenena, mientras estoy dormido, o peor, vende mis órganos, en el mercado negro, y sabes que a mí me gustan las chicas sin complicaciones, y ahora mismo estoy pensando en una, en particular.

— ¡Ah!, la de la galería, ¿Cierto?, y  dime galán,  ¿tenía un buen trasero? —Ni siquiera tuve, tiempo de responder, ya que André, se había dado de cuenta, como yo había mordido, un poco el vaso de plástico, con el que estaba tomando agua, al preguntarme. 

—Vale,  romeo, no hace falta que me respondas, ahora, ya deja de tomar agua, y volvamos al trabajo, antes de que el jefe cambie de opinión, y te quite la pasantía

No sabía  que tenía aquella  chica, y la razón, por la que no podía  sacarla de mi mente, Jane, había algo acerca de Jane, pero debía hacerle caso a André, debía alejarme de los problemas, y también de las chicas, necesitaba concentrarme en mi pasantía, necesita terminarla con una muy buena recomendación, para que me pudieran aceptar, en la Universidad De Paris  Sorbona, esa  debía ser mi única e indetenible meta, por ahora.

Nunca Antes BesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora