Capitulo 18: El Infiltrado

27 0 0
                                    

Jane

Tenía  más de una  hora esperando, al imbécil de Harris, los minutos pasaban y mis dudas sobre  si nuestro plan podría funcionar se iban agudizando, el teléfono sonó, era el, tenía que ser él;  Salí otra vez de aquella pequeña habitación, mientras  Mads  comía como un pequeño pajarito, el almuerzo del hospital.

Me dirigí hacia  el hall, y tan pronto visualice su silueta, acompañada  de un gigantesco maletín, corrí hacia él, y tome su mano lo más rápido que pude, para poder arrastrarlo hacia el baño de damas.

—Ahora esto,  sí  que se está poniendo interesante—Pronuncio Benjamín, mientras yo le ponía seguro, a la puerta de aquel tocador.

—No te equivoques Harris, solo te traje aquí, por un motivo, y tú ya sabes, cual es.

— ¿Seguro que es eso? O  ¿Ya te cansaste del  intento de Ken?—Pregunto, acorralándome contra  las duras baldosas, de la superficie del lavado.

—No sueñes mucho, yo estoy más que encantada con mi perfecto ken,  así que dime, ¿Trajiste  todo lo que te pedí? —Respondí, apartándolo de mí.

—Está bien, está bien, al final tú te lo pierdes; y sobre tu pregunta, si, en este maletín, esta todo lo que necesitamos.

—Bien, ahora cámbiate, y Ben, ¿Estás seguro que  puedes hacer esto?

— ¿Es una broma verdad? Gatita, por favor, llevo diecisiete años, viviendo con ese ser, no crees  que tanto tiempo,  me dé la suficiente experiencia, ¿cómo para poder fingir ser él?

—Lo sé,  lo sé, solo estoy nerviosa, no me gusta engañar a rulitos, ya es un milagro, que haya salido viva de esa  operación, así que, la noticia que su amado noviecito, huyo hacia Rusia, sin decirle  si quiera un adiós, no pudo venir en un peor momento que este.

— ¿Seguro que es eso? O ¿Temes volver  a admirar este precioso cuerpo?

— ¡Deja de decir tantas estupideces!  ¡Y CAMBIATE! —Exclame arrojándole un par de camisetas, las cuales sin mi intención, cayeron sobre su egocéntrico rostro.

—Si ves, contigo no se puede tratar, ya te pusiste psicópata—Dijo Benjamin, para luego comenzar a quitarse cada una de sus  prendas, no puedo mentirles, Benjamin estaba más que en forma,  pero no podía pensar en pensamientos impuros, debía concentrarme, aclararle las reglas de nuestro  plan.

—Lo primero de debes hacer es obviamente actuar como el, ya sabes, caminar como el, oler como el,  comer como el, es decir, necesitas decirle adiós, a Benjamin, y transformarte en Christopher Harris—Decía mientras caminaba de un lado a otro, y el comenzaba a vestirse con la ropa  de el cobarde de su hermano —Otra cosa, y sé que esta te va a costar, ya sabes, conociendo tu reputación de mujeriego, y es que por ningún motivo, ni siquiera un minino impulso, puedes besarla.

— ¿Por qué no?  Déjame adivinar la gatita se pone celosa.

— ¡No me pongo celosa!  ¡Y ya te dije que no me vuelvas a decir así! el caso es, que  en algún tiempo muy muy lejano, cuando mi inteligencia estaba obstruida, por tus esculpidos abdominales, tu y yo fuimos pareja, así que eso te convierte, aunque yo no lo quiera, en mi ex, y las amigas  no pueden besar a los novios  o ex novios de tus amigas, ya sabes es simplemente el código de chicas, algo que tu aparentemente desconoces.

—Así que ella  no puede besarme a mí, ¿Y si yo la beso a ella?  ¿También estaría rompiendo una de las reglas?

—Me temo que si mi pequeño bastardo, así que mantente al margen

—Tratare, gatita, tratare

—Ah, casi se me olvida, la última y más importante, es que si esto se sale de control debes contarle toda la verdad, pero asegúrate, que por supuesto sea de la manera más sutil posible.

Nunca Antes BesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora