Capítulo 10 - Sótano

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Todos se petrificaron al ver a Mikey en la puerta. Él soltó una pequeña risa burlona para salir corriendo de ahí.
—¿¡Dónde vas!?— Gritó Rafael. —¡Espera!— Se levantó del suelo y decidió seguirlo.
Donnie lo siguió pero se detuvo en la entrada de la habitación y se giró para mirar a Leo que seguía aferrado al cuerpo de su padre. —Leo, no te puedes quedar ahí para siempre... El está... Mu...muerto— Tartamudeó en la última palabra. —Leo, por favor escu...—
—¡Déjame en paz Donnie! ¡Lárgate de una vez!—
Donnie salió de la habitación llorando fuertemente. Ya no era igual, nada era igual... Nada.
—¡Rafael! ¿Dónde estas? ¡Responde!— Gritó lo más que pudo pero no había ni una sola respuesta. Lo buscó por todas partes y no encontró nada. Solo faltaba una puerta que encontró detras de unos cartones, jamás la había visto, sintió curiosidad y miedo notando que en la perilla había sangre seca. Entró y unas escaleras le llevo a una especie de sótano.
Bajo hasta donde la escalera terminaba cuando escuchó un ruido y rápidamente se escondió debajo de una mesa vieja que había ahí. Espero a ver quien era y se sorprendió al ver a a Mikey ensangrentado arrastrando a Rafael. Donnie cubrió su boca para reprimir un grito, no sabía si Rafa estaba muerto.
Miguel Ángel colocó a Rafael arriba de la mesa donde Donnie estaba oculto.
—Tranquilo, aún no te haré nada. Estás inconsciente, no tiene sentido— Dijo el de naranja acariciando la mejilla de la tortuga en la mesa.
Donnie permaneció callado cuando escuchó la voz de Rafael. —¿Qué paso? ¿M...Mikey?—
Mikey volteó y se acercó a el. —Raphie, ya te levantaste ¡Qué bien!—
Rafael miró a su hermano detenidamente. —Esa sangre...—
—Si, es de Pa-dre...— Dijo remarcando las sílabas.
—¿Por qué Mikey?—
—Oh, lo siento. No llores—
—Suéltame por favor, prometo ser un mejor hermano mayor. Lo juro—
—No te creo nada. Pero ¿Puedo preguntarte algo?—
—¿Qué cosa?—
—Esto...— Dijo sacando el oso de peluche. —¿Lo recuerdas?—
—Mikey... Eso es...—
—Si, del día en el que prometiste que estarías a mi lado, apoyándome en las buenas y en las malas pero... Mentiste. ¡Mentiste! ¿¡Cómo pudiste!?—
—Perdóname yo solo...—
—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!—
Las pupilas de Donnie se encogieron al escuchar el grito de Rafael.

Unseen (TMNT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora