7. Cuando rompí su corazón.

4.3K 419 17
                                    

Cuando el avión aterrizo en Europa lo primero que hice fue llamarla, arrepintiendome en el momento en que su voz sonó ronca y todo en lo que pude pensar fue en conseguir un pasaje de regreso, ella había estado llorando y todo era por mi culpa.

  —¿Recibiste mi carta? - Cuestiono mientras espero a que mi maleta aparezca, la escucho sonreír y se que lo hizo.

  —Lo hice -afirma, no dice nada más y aunque una parte de mi se molesta, la otra esta tranquila de saber que nos encontrábamos en la misma pagina, decir "Te amo" era un paso grande, y esas palabras fueron hechas para decirse de frente y sin ninguna duda, habría querido hacerlo justo antes de agregarlo a mi pequeña carta pero sabía que no era justo, no podía decirlo y alejarme rompiendo aún más su corazón, por lo que había decidido ponerlo en palabras, en esa pequeña pieza de papel como una promesa, una promesa de mi regreso, una promesa de mi dedicación, una promesa de lo importante que ella era para mí, y cuando regresara me encargaría de darle todos los "te amos" que le debiera en mi ausencia, no solo decirlos, sino demostrarlos, porque eso era lo que ella merecía, eso era lo que ella me inspiraba.

  —Voy a volver Eliza -repito, solo para que le quede claro y sepa que sigo manteniendo mi palabra, ella dudo unos momentos y la escucho tomar aire, intenta mantenerse entera para mi, ¿era posible amarla más?

—Y yo estaré esperándote -su voz se cortó en la silaba final y eso hizo doler mi corazón. 


~~~~~~

La primer semana lejos de ella resulta dolorosa, a pesar de hablar todas las noches hasta que ambos estamos agotados y saciados de placer y nos enviamos mensajes que solo hacen que quiera volver y encerrarme con ella una semana para hacerla cumplir todo lo que ha prometido, habíamos logrado encontrar un ritmo con el que ambos nos encontrábamos momentáneamente satisfechos, en todos los aspectos de la palabra.

  —Licenciado Cooper -levanto la cabeza del teléfono encontrando al hombre de traje, me pongo de pie y guardo el aparato en mi bolsa sin darle una respuesta a la caliente propuesta de Eliza para esta noche, aunque vamos, no es como que planeara decir que no, y por supuesto ella lo sabía, —El Joven Albert y el Duque de Luxemburgo lo esperan en el salón -con su mano señala el camino y lo sigo a su lado cuando comienza a caminar. Europa era el continente de la realeza, Ingalterra y todos sus alrededores estaba lleno de personas de Elite que se sentían Dios mismo en persona, no respetaban nada y por supuesto, ni siquiera las leyes, Albert era el heredero al gobierno de Luxemburgo y con solo 22 años era un chillo inmaduro loco por el poder, el dinero, el placer y las mujeres, había sido atrapado saliendo un conocido Bar rojo, es decir, una casa de prostitución en los estados bajos del país, y esa pequeña travesura de "su próxima majestad", lo había echo ser relacionado con el dominio y propiedad de la misma, haciendo que la monarquía del país se encontrara en conflicto con los países vecinos, la religión y sin duda haber causado inestabilidad con el pueblo ante la inseguridad y desaprobación de las acciones del futuro gobernante, ahora el Joven no solo se encontraba entre la espada y la pared con su problema de heredero, sino, tenía al menos tres demandas en contra de revistas, personas y empresas fuertes en el país, lo que tenía a toda la familia real vuelta loca y en busca de la mejor solución, lo que explicaba mi presencia en el lugar.

  —Joven ALbert,  señor -hizo una pequeña reverencia y antes de pensar en si debería hacerla yo se encontraba saliendo, la mirada azulada de ambos hombres se dirigió a mi, la mano del hombre mayor señalo la silla frente a su escritorio y caminé hacia ella, el Duque se encontraba sentado y luciendo demasiado exhausto para solo ser las 12 del medio día, mientras que su hijo lucia presuntuoso de pie a su costado.

  —Voy a ir directo al punto Licenciado Cooper -la voz cansada del hombre fue firme y su mirada expresaba determinación, —se que las cosas lucen mal y que las fotos muestran más de lo que puede la palabra de este pobre decir, pero seamos honestos, ¿realmente cree que este chico tenga la mente lo suficientemente trabajada para planear algo tan grande? -su pulgar señaló al chico que seguía sonriendo como si no entendiera el insulto que acababa de lanzarle su padre frente a un desconocido, quise reír pero eso sería inapropiado y nada profesional, por lo que solo me aclaré la garganta.

BRANDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora