BRANDON

11. Cuando se mudó conmigo. (Parte 2)

Recuerdo cuando era pequeño y mamá me habló acerca del matrimonio, el amor y el vivir juntos, todo haciéndolo ver de forma diferente, ella había explicado que las personas no siempre se casaban por amor, que el amor no siempre era correspondido y que el vivir juntos no siempre era un acto de eternidad, que las dudas nacían, que las confusiones aparecían y que decisiones tenían que ser tomadas, que siempre tenía que preguntarme las cosas para estar seguro de hacer las cosas correctas, cuando le pregunté como sabía si estaba haciendo lo correcto ella había respondido, "tú solo lo sabes", para un niño de 12 años esa respuesta no era lo suficientemente clara, por lo que había dado la explicación que cambiaría mi vida, se había sentado frente a mi y me había dicho.

"La clave para saber si estás haciendo lo correcto es preguntarte, y yo hijo, te voy a dar las preguntas que debes hacer.

1) ¿Como se siente?

2) ¿Lo disfrutas?

y la más importante

3) ¿Eres feliz?

Durante toda mi vida me había dirigido a través de esas preguntas, mi carrera, mis pasatiempos, mis relaciones, algunas preguntas me resultaban difícil de responder hasta ella. 

La observo vestirse y parlotear acerca de llegar tarde por mi culpa, mueve sus manos en tantas direcciones que me resulta imposible no reír, mira en mi dirección y me fulmina con la mirada haciéndome recordar nuestros primeros momentos juntos.

  —No parecías muy molesta mientras tenía mis manos sobre ti -le recuerdo y sus mejillas arden, sacude su cabeza intentando mantenerse concentrando, —ni cuando pasaba toda mi lengua por...

—¡Brandon! -su cepillo vuela hacía mi y lo atrapo justo antes de que caiga sobre mi pecho, —no volverás a tocarme antes de un juicio, ¿entendido? -asiento solo para que se tranquilice, ambos sabemos que lo haré, y que ella lo disfrutará tanto o más que hoy por la mañana, deja salir el aire y se gira para continuar acomodando los mechones de su cabello en algún tipo de elegante peinado.

"¿como se siente?", como una jodida patada directo en las bolas, completamente fuerte e innegable, pero libre de cualquier tipo de dolor.

  —¿Vas a salir temprano? -cuestiono mientras me pongo de pie, sonrío cuando noto su mirada sobre mi desnuda entrepierna y casi gimo cuando pasa su lengua por sus labios, sonríe con ojos ardientes, es probable que si haya gemido.

—Estaré aquí antes de las seis -asegura y sonríe feliz cuando ha logrado su trabajo, camino hacía ella y rodeo su cuerpo con mis brazos, recargo mi barbilla en su hombro y sonríe.

  —Eres la mujer más hermosa que conozco Eliza -aseguro haciéndola sonreír, sus manos toman las mías y me mira en el reflejo del espejo, menea sus caderas contra mi y gimo besando la piel de su cuello.

"¿Lo disfrutas?" más de lo que disfruto estar dentro de ella.

  —Tengo que irme ahora -se gira y me mira a los ojos, sus manos acarician mis mejillas y asiente, —Eres la mejor decisión que he tomado Brandon, eres lo mejor que me ha pasado -y entonces me besa, es lento, como una sensual danza intima, como si jamás me hubiese besado antes y como si jamás quisiese besar a nadie más, se separa y sonríe con ojos llenos de emoción, —Te amo -dice antes de girarse para salir por la puerta, se detiene y se gira para guiñarme un ojo. 

"¿Eres feliz?" como nunca antes llegué a serlo.

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Suelto una carcajada cuando el hombre cae del caballo y sacudo la cabeza, ¿como terminé viendo estos vídeos estúpidos en Internet?, la respuesta entra tres minutos más tarde con un enorme tazón de palomitas, la morena toda piernas largas y sensual cabello se dirige a mi lado y recarga su cabeza en mi hombro para continuar, los próximos vídeos son de bromas de noche de brujas y nos encontramos riendo hasta las lagrimas de todas y cada una de las reacciones de los afectados, niego sin poder creer que esté pasando esto, yo, Brandon Cooper, a mis 32 años me encuentro tirado en la cama con un enorme bol de palomitas en el abdomen viendo vídeos ridículos en Internet al lado de la chica más absolutamente caliente y maravillosa y no quisiera estar en ningún otro lugar, haciendo ninguna otra cosa, con ninguna otra persona. Beso su frente y me mira sonriendo.