BRANDON

17. Cuando intentamos volvernos grandes.

Observo la lista en mis manos mientras caminamos por los pasillos del super, la sonrisa de Eliza es tan grande que supe que podía acabarse la electricidad en el planeta y ella sería suficiente para mantener mi mundo iluminado. Habíamos visitado al doctor Joe esta mañana y despues de repetirnos lo que ya sabíamos acerca de las posibilidades nos había dado los días con más posibilidades para conseguir quedar embarazados y una nueva dieta para ambos.

"—Hay que quitar el pollo de las comidas, disminuir el 50% de la carne de res y cerdo, y aumentar los frutos y verduras -había dicho, —correr 30 minutos diarios y en dos meses quiero que vuelvan para comenzar lo antes posible." había ordenado.

—No puedo creer que me moleste la idea de correr -se queja Eliza de nuevo y río. Ella había sido una corredora nata desde que había iniciado la universidad, pero desde que habíamos encontrado una manera más divertida de hacer ejercicio había dejado de correr.

—Siempre podemos ver si hay se puede hacer algo alternativo -ofrezco con voz seductora y ella sacude su cabeza.

—Haremos todo al pie de la letra Brandon, comenzaremos con guardar todas las energías cuando...

—¿Qué? -la interrumpo frunciendo el ceño y se encoje de hombros, —él no ha dicho que no podemos hacer el amor -gruño y sus ojos se abren mientras me golpea el hombro.

—¿Podemos no tener esta conversación aquí? -susurra entre dientes mirando alrededor a le gente que camina a nuestro lado.

—¿Realmente no quieres.... nada de... nada? -cuestiono y sus mejillas se sonrojan, mira a sus espaldas y sonríe a la pareja que nos observa, sacude su cabeza y se gira comenzando a caminar, aferro mis manos al carro de metal y la persigo, —¿ni siquiera tres veces a la semana? -cuestiono y me mira con advertencia, —¿dos? -ofrezco y noto como comienza a perder la paciencia, —¿una? -rueda los ojos y se gira caminando de nuevo, maldigo y camino detrás de ella, —¿que se supone que haré entonces? ¿masturbarme con porno? -sus ojos se abren incluso más y todo su rostro toma color, incluidas sus orejas.

—¿Podemos solo tener esta conversación en casa? -murmura entre dientes y dejo salir el aire, la observo un momento y me doy cuenta de lo idiota que estoy siendo, paso mis manos por mi cara y cabello y asiento en disculpa.

—Tienes razón, podemos esperar un tiempo -aseguro y sonríe agradecida, se acerca y besa mis labios antes de girarse y continuar con las compras.

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El primer mes pasa de forma tranquila, Eliza se alejó del trabajo e incluso aunque la idea de tener a Arié entrando y saliendo de casa no era de mi total agrado, ella parecía feliz de verlo y yo estaba feliz por ella, mamá dijo una vez, "un buen matrimonio siempre tiene pequeños sacrificios Brandon, y sabes que es un mejor matrimonio cuando ni siquiera lo piensas antes de aceptar", yo confiaba en ella y sabía que me amaba, me amaba lo suficiente para hacer todo esto solo por llevar a mi bebe en su vientre, no habíamos estado juntos íntimamente desde la noche despues de la visita con el doctor y aunque en mi no había quedado el intento, ella se había rehusado a dejar que me acercara, dejo salir el aire y salgo del baño caminando hasta la cama, miro el reloj en la mesa, 3:20 am, sacudo la cabeza y me meto bajo las sabanas, la observo por un momento y sonrío mordiéndome la lengua para no suspirar cual chica enamorada, ¿como había sido yo tan afortunado de tenerla?, me acerco a besar su frente y paso mis manos detrás de mi cabeza antes de cerrar los ojos. Unos minutos más tarde la escucho murmurar algo, maldecir y gemir, antes de poder girarme para abrazarla y calmar su pesadilla su mano se dirige dentro de mis pantalones tomando mi miembro entre ella, gimo por el contacto y abro mis ojos para verla, aún sigue dormida pero ha decidido que mantenerme sujeto es una mejor forma de descansar, aprieto mis labios y llevo mi mano hacía la suya para alejarla pero ella comienza a moverla, de arriba a bajo haciéndome maldecir.