1. Despertando de un Sueño

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El sonido de algo de cristal rompiéndose es lo último que recordaba antes de aquella luz, esa luz que ilumino todo y después se desvaneció hasta convertirse en un punto fijo a la lejanía, como la luz al final de túnel. No recordaba nada más que eso, ¿Qué fue lo que paso? No tenía la menor idea, sus sentidos estaban perdidos aun, tenía un terrible dolor de cabeza y veía unos puntitos de colores extraños.

Trató de recuperarse un poco, de despejar su mente y saber que le estaba ocurriendo, porqué todo era tan confuso. Fijo su mirada en el césped y por unos instantes se perdió en la coloración verdosa que tenía y como algunas hierbas crecían más que otras haciéndolo irregular mas no afectaba a que se viera parejo, después fijo su mirada en sus manos... "un momento" Pensó y detuvo sus movimientos, olvidando sus malestares y enfocando su confusa mirada en su... ¿en su pata? ¿Tenía una pata? "Pero que diab...?" Sus ojos se abrieron en sorpresa al ver que si, efectivamente era una pata, ¡tenía una pata! No, ¡no! No solo tenía una pata! Tenía dos patas, ¡no! ¡Tenía cuatro patas! ¡PATAS! ¿Por qué diablos tenía patas? ¿Qué se suponía que era? Trató de tocarse y averiguar más, que era ya que lo único que sabía era que tenía patas, un pelaje café-amarillo.

Como pudo trató de ponerse en funcionamiento, trato de levantarse, mas su cuerpo seguía adolorido y seguía viendo puntitos de colores. No pudo estar más feliz cuando al fin logro ponerse de pie mas esto no hacía mucha diferencia a estar tirado en el acolchado césped, la distancia no era mucha de este si agachaba su cabeza. Si en un principio estaba confundido ahora lo estaba más, no recordaba nada y ver que tenia patas era un tanto alarmante, y si de algo estaba consciente era que no era normal tener patas. Con mucho cuidado comenzó a avanzar, al principio dando torpes pasos y después más seguros al entender como era que funcionaba el tener cuatro patas con las cuales moverse, no era tan difícil, se movían de adelante, atrás y atrás, adelante... o esa era la idea

Para cuando los puntitos de colores desaparecieron vio a su alrededor tratando de ubicarse, cosa realmente difícil, era un parque, una amplio parque y a lo lejos había varias mujeres corriendo con sus ropas deportivas y también varios hombres, había algunas personas con bicicletas y otras más paseando a sus perros, no recordaba jamás haber visto ese parque donde se encontraba. Comenzó a avanzar al lado contrario de donde las personas hacían ejercicio, necesitaba verse y saber que era. Dio varios pasos y muchas personas que iban hacia el parque se le quedaban viendo, al principio le pareció gracioso pero cuando comenzaron a tocarlo ya no lo fue, hubo una señora en particular que lo tomo y jalo de su pelo en un 'gesto cariñoso' aunque lo único que logro fue lastimarlo.

Camino por varios minutos, a decir verdad había caminado por bastante mas, con sus nuevas patas fue más rápido. Por su tamaño y por como se movía y como le trataban podía asegurar que era un perro, por eso y porque una niña dijo "¡que bonito perrito!" Vaya, era un perro... por alguna razón eso le llenó de felicidad ¡era un perro! Y algo le decía que era lo más genial del mundo y a pesar de saber que era y sentirse repentinamente feliz una punzada en su pecho le estrujaba el corazón, diciéndole que eso no estaba bien, que ese no era su lugar. No le tomó importancia por el momento a esa sensación y decidió concentrarse en saber como era.

Después de tres cuadras caminando se encontró con un aparador que exhibía pasteles y del cual provenía un delicioso aroma, el aparador le serviría de espejo para verse, y fue lo que hizo. Fijo su mirada en su forma, si, era un perro con un lindo pelaje café claro, podría decirse que con cierto tono amarillo, tenía una gran lengua y una cola afelpada la cual podía hacer mover sin mucho esfuerzo, no se había percatado de que tenía cola, por último estaban sus grandes orejas, no eran taangrandes pero no eran pequeñas, tal vez normales aunque no estaba muy seguro, no creía haber sido antes un perro. Su estatura no era tan pequeña como pensó en un principio, de hecho era grande y lindo,"¡genial!" pensó, más su aspecto y el hecho de que era adorable quedó en el olvido cuando a su refinado sentido del olfato llegó un delicioso aroma, provenía del interior del aparador y de seguro eran los pasteles los que olían tan bien.

Amor En Cuatro Patas | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora