4. Dame una oportunidad para recordar

159 20 6
                                    

No hubo tiempo de reacción, no supo exactamente porque lo hizo, mas no le importaba. No fue consciente de su cuerpo, este reaccionó por puro instinto, una ventaja de su estado. Al ver que el sujeto caminaba no muy consciente de sus actos decidió actuar por él, no importaba cuantas vueltas le diera al asunto el hecho era que le había salvado ¿Cómo? Ni él comprendía como lo logro, todo era un montón de imágenes rápidas.

Al ver que el hombre se había percatado de su error se movió tan rápido pudo, corrió el no tan grande tramo que les separaba y le empujo, le había costado trabajo pues él era un simple perro y a quien salvaba era un hombre obviamente más alto y pesado que él, pero eso no menguo sus fuerzas. Se abalanzó contra él, ayudándose de sus patas y dando un brinco logro moverlo de en medio y así evitar un accidente.

El sujeto parecía bastante impactado y no hacía más que mirar el suelo donde estaba sentado, al empujarlo con todas sus fuerzas le había tirado. Como veía que no reaccionaba trató de llamar su atención de una forma un tanto peculiar, le lamió la mejilla. Eso logró traer de vuelta al pelinegro y hacer que viera a su salvador un tanto confundido... era un perro, un perro le había salvado la vida. No supo porque pero se quedo en silencio apreciando al lindo perro que le veía fijamente, ninguno de los dos haciendo otra cosa mas tratar de, inconscientemente, reconocerse.

Ahora que ambos estaban a un lado de la calle se percató del aspecto de a quien había salvado, era un hombre pálido*, no sabía si era por el susto que se había llevado o ese era su aspecto, tenía el cabello negro y un poco largo, pero lo que más llamo su atención fueron sus ojos, eran grandes y reflejaban tanto dolor que algo dentro de él se estremeció con esa mirada. Era cierto que no podía distinguir el color de esos ojos ya que, ¡era un perro! Pero algo dentro de él le decía que eran del color mas hermoso que alguna vez pudo apreciar.

A pesar de que permanecieron viéndose fijamente por lo que parecieron horas, solo habían pasado unos cuantos minutos, pronto una voz distrajo al muchacho que había salvado, rompiendo de esa manera el contacto que había mantenido
- ¡GERARD! - tan solo con ese nombre todo el sistema de Frank comenzó a agitarse - ¡Gee! ¿Estás bien? - un muchacho delgado llegó junto a ellos y le tendió la mano al chico en el suelo
- Si... estoy... bien - dudó por un segundo en tomar la mano que su hermano le tendía, mas después la acepto
- Vamos, necesitamos hablar - dejo que su hermano le arrastrará no sin antes volverse al perro que le había salvado, mirándolo por un segundo más y susurrando un gracias

Vio a Gerard alejarse de él mientras algo en su cerebro se encendía, una insistente alarma no dejaba de molestarle ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué se sentía tan desorientado? ¿Por qué le había afectado tanto ver aquellos ojos? Comenzó a agitarse, el aire no entraba en el como debería y sentía que los edificios a su alrededor le querían aplastar, querían sepultarlo vivo
- ¡Frank! ¿Qué te pasa amigo? - le preguntó Darko más no recibió respuesta alguna, simplemente vio como su amigo se alejaba de él corriendo lo suficientemente rápido como para que no le alcanzará

¿Qué le pasaba? ¿Por qué todo en su mundo estaba mal?"Gerard, Gerard, Gerard, Gerard"ese nombre seguía resonando en su cabeza. No se fijaba por donde iba, no importaba en realidad, solo quería alejar todo aquello de él, sentirse bien, pero ese nombre, esa mirada estaban clavados en su cabeza, no le dejaban, no querían dejarle ¿Por qué todo carecía de sentido? Lo único que quería era acabar con aquello, era insoportable.

Pronto se encontró en un lugar desconocido, un callejón. El fantasma de aquel chico le había seguido por todo el camino, "¡por favor basta! ¡Ya no mas!" se repetía en su mente tratando de que así desapareciera. Por un segundo pensó que lo había logrado pero solo fue un engaño, tan pronto como ese nombre dejo de resonar en su cabeza no pasó ni un segundo cuando imágenes le asaltaron, demasiadas imágenes todas explotando en su cabeza, algunas eran de sus sueños, otras eran nuevas, lo único nuevo en las que ya había visto era el rostro de ese muchacho. En cada uno de sus sueños, en cada recuerdo él estaba presente.

Amor En Cuatro Patas | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora