Mi última tarde en Cordoba fue devastadora, precise toda una tarde para empacar y guardar todos mis recuerdos.
Llore hasta más no poder, despidiéndome de mi vida. Lo único que faltaba era el baile el ultimo baile , la última noche junto a Donghae.
Las lágrimas rodaban por mis ojos de solo pensarlo, no quería abandonarlo.
Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? No podía despedirme cara a cara, no podía decirle adiós si sus bellos ojos me estaban mirando. No podía ver su cara inundada de tristeza al decirle que me marchaba. Solo podía huir, como toda una cobarde.Me maquille frente al espejo, borrando cualquier rastro de llanto, no podía preocupar a Donghae.
Esta era mi última oportunidad de demostrarle cuando lo quería, debía hacer que nuestra última noche fuera inolvidable. Me puse el vestido color coral, tenía la espalda descubierta y perlas que lo adornaban. Suspire hondo y me prendí el broche de diamantes al cabello, era el regalo de Donghae.
El timbre sonó.
Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza, era él, mi felicidad en persona.
Me di una última miradita al espejo y me digne a bajar. Me agarre con fuerza a la barandilla de la escalera, intentando mantener el equilibro.
Acomode mi vestido y tome mi pequeño bolso a juego, lista para vivir mi última noche.
Al abrir la puerta, sus grandes ojos cafes me recorren de pies a cabeza.
Luego sonríe de oreja a oreja, marcando su hoyuelo. Vestía un elegante traje negro de etiqueta, sus cabello estaba perfectamente peinado y sus ojos más brillantes que nunca. Y yo tan... demacrada.
Ojeras grandes como platos, ojos oscuros y una tristeza tan evidente.
Pero sin embargo, Donghae parecía no percatarse de eso.
-Estas... hermosa- Dijo con una gran sonrisa.
-Tu estas igual de hermoso, como siempre- Dije sonriendo.El soltó una risita y me ofreció su mano, yo la tome con seguridad.
Su tacto me produjo un cosquilleo en el interior. Abrió la puerta del acompañante como todo un caballero, yo subí al auto con una leve sonrisa.
Subió al auto con una gran sonrisa, puso el auto en marcha y comenzó a conducir hasta el instituto.
El viaje se torno en silencio, yo miraba por la ventana, despidiéndome de mi querido Córdoba. Donghae tatareaba una canción en voz baja, su voz era tan bella. Como la extrañaría... Intente no angustiarme más, esta noche debía pasarla bien, cueste lo que cueste.Donghae aparco el auto, se bajo rápidamente y me abrió la puerta antes de que yo pudiera hacerlo.
-No dejes que me caiga- Le pedí con ternura.
-Nunca- Contesto sonriendo.
Paso su mano por mi cintura, haciendo que otro cosquilleo me invada el estomago.
Caminamos hasta la puerta principal, donde Donghae presento nuestras entradas (que el mismo había comprado) La seguridad chequeo y ambos pasamos al gran salón, que ahora estaba convertido en una noche estrellada, ese era el tema.En el centro de la pista las parejas bailaban con lentitud, al ritmo de la bonita música. Donghae me condujo hasta nuestra mesa, donde deje mi bolso, segundos después Tania y Pipe aparecieron.
-¡Chicos!- Nos saludamos con alegría, aunque Tania me miraba fijamente, ella sabía perfectamente que esta era mi última noche.Donghae conversaba con Pipe mientras que con Tania solo nos mirábamos fijamente, sonriendo.
-Te extrañare...- Dije al fin.
Ella sonrió.
-No te despidas aun, hay toda una fiesta por delante.
Asentí lentamente, agradecí cuando la canción favorita de Donghae comenzó a sonar.-Me concedes este baile, ¿preciosa?- Pregunto Donghae sonriente, yo accedí, solo quería verlo feliz.
Donghae me guió hasta el centro de la pista, bajo las tenues luces. Poso sus grandes manos en mis caderas y yo rodee con las mías su cuello.