El timbre sonó, indicándonos que la jornada había terminado. Mi compañera se paro rápidamente y corrió hasta la puerta de un tirón.
Solté una risita entre dientes mientras guardaba mis libros en el bolso y me colocaba la chaqueta negra. Acomode mi cabello y tome mi bolso, dispuesta a regresar a casa. Cuando levanto la mirada me encuentro con Donghae apoyado en la puerta del salón, aguardando por mí.
Sonrió con algo de timidez y me acerco a él.
-Hola, guapa- Bromea y me besa.
Donghae es más alto que yo por lo que debo ponerme en puntitas de pie para poder besarle. Nos retiramos y lo miro con dulzura, el es lo único que verdaderamente me importa.
Entrelazamos nuestras manos y nos marchamos del salón, caminamos por el pasillo sin decir nada pero el solo hecho de estar agarrados de la mano hace que los alumnos se sorprendan.
Algunos para bien, otros para mal. Pero no me importa, estoy hipnotizada con Donghae y lo perfecto que es el mundo cuando estoy junto a él.
Caminamos algunas cuadras hasta llegar a una cafetería cercana donde pedimos nuestro café y un trozo de tarta de chocolate para compartir. Nos sentamos en una mesa alta junto a la ventana.
Donghae corta el primer trozo de tarta y se lleva a la boca donde un pedazo de crema se le queda en el labio.
Suelto una risita y el levanta su cabeza, algo confundido:
-¿Qué? ¿Qué sucede?- Me pregunta.
Yo mojo mi dedo pulgar con mi lengua, me extiendo sobre la mesa y se lo paso por el borde del labio, limpiándole la crema.
El se sorprende por mi gesto y se me queda mirando, enternecido. Yo me sonrojo y me vuelvo a mi asiento.
-Tenias, un poco de crema- Le explico.
El sonríe.
-La próxima vez que te acerques a esa distancia no me controlare y te besare, quieras o no.
Mis mejillas toman un color rojo intenso.
-Tendré que tener más cuidado la próxima vez, entonces- Bromeo.
El sonríe, es tan bonito como su sonrisa. Y luego están sus ojos, sus perfectos ojos que guardan todos los secretos.
Donghae era reservado en cuanto a su pasado, no había confesado a nadie las razones por las cuales se encontraba viviendo solo en córdoba y ninguna persona se atrevió a preguntarle. Y por el momento, yo tampoco le preguntaría.
Cuando levanto la vista de mi café, me encuentro con unos bellos ojos cafes que miran con dulzura.
-¿Sucede algo?- Le pregunto pasándome el dedo pulgar por el labio.
-No, solo... pensaba- Contesta mirando su bebida con gesto despreocupado.
-¿En qué?
El levanto la vista y curvo una leve sonrisa aunque note que algo le sucedía.
-En nosotros...- Confeso entrelazando nuestras manos sobre la mesa.
El acto me hizo sentir un placer interno, el placer de saber que estaba junto a él, que estaba protegida.
- No entiendo cómo puedes haberte fijado en mi -Continua- Yo no soy como ninguno de los chicos con los que has salido, Belen, yo no tengo fortuna y una gran universidad que me aguarda. No juego al fútbol americano y no soy lo que alguien llamaría "amable"... ¿cómo puede merecerte?
Baja la mirada, triste. Yo siento una punzada de dolor, un dolor profundo. No puedo verlo sufrir, no puedo permitirlo.-pecesito...- Digo apoyando mi dedo índice en su barbilla y elevando su vista- No quiero que vuelva a decir eso nunca jamás. Ninguno de los chicos con los que he salido se pueden comparar contigo, ellos pueden tener fortuna, una gran universidad aguardando y ser sumamente atléticos- Respiro hondo- Pero ninguno de ellos ha logrado hacerme tan feliz como tú lo has hecho con solo darme una oportunidad.
Donghae me mira por varios segundos, aun sorprendido de mi confesión.
-Donghae... yo te quiero a ti y a nadie más.
Y eso basto para que Donghae se acercara y me besara con pasión. Sus labios en contacto con los míos despertaban una extraña sensación en mi estomago, un cosquilleo que me decía que no suelte a Juan, que lo bese hasta morirme. Sus besos se convertían en una necesidad, en un deseo constante de tenerlo junto a mí y poder sentir su calor.
Donghae se retiro bruscamente.
-Mejor vamos algún lugar privado- Sugirió Donghae.
Yo asentí, no era el mejor lugar para besarnos. Kiseop podría pasar y armar un escándalo y mejor evitar cualquier tipo de pelea entre mi actual cita y mi anterior novio.
Caminamos hasta el estacionamiento donde subimos a mi auto, esta vez yo conducía mientras Donghae hablaba por teléfono con Pipe, que según lo que escuchaba nos invitaba a una barbacoa en su casa el viernes. Lo cual era un buen plan, pasar un buen rato con amigos para celebrar el comienzo de la primavera.
Estacione el coche en el aparcamiento de mi casa.
-Pipe organiza una barbacoa el viernes- Me confirmo
Donghae al bajar del coche.
-Iremos, ¿cierto?
-¿Como decirle que no mi buen parcero?
-Buen punto- Dije mientras reía y entraba a la casa pero al levantar la vista me quede anonadada.
Mi madre estaba en la entrada, con las manos cruzadas y una mirada odiosa. Detrás de ella Gretel con una gran sonrisa.
Entonces comprendo todo, Gretel ha confesado a mi madre lo sucedido y ella ha regresado a casa.
-¿Madre?- Pregunto perpleja.
Donghae se queda inmóvil detrás de mí, con la puerta entre abierta.
-Es el- Le susurra Gretel al oído.
Mi madre arquea las cejas y recorrer de arriba a abajo con la mirada a Juan.
-Puedes presentarme a tu... amigo, hija- Dice mi madre cara de asco.
Yo arqueo las cejas, sintiendo el odio correr por mis venas.
-Donghae, Lee donghae- Se presenta el acercándose un paso y estrechando la mano con mi madre caballerosamente.
-Oh, Donghae Lee - Repite mi madre asintiendo.
Yo la miro con odio por creer todas las estupideces que Gretel dice, aunque quiero a Juan y no dejare que mi madre y su estúpida sirvienta se encarguen de destrozarlo.
-¿Porque estás aquí?- Le pregunto a mi madre con cierta ironía en mi voz.
-¿Acaso no te alegras de verme, hija?- Sonríe con maldad.
-De hecho me estaba preguntando cuando volverías para comunicarte cierta cosas, madre
-¿Que mas me tenias que confesar, hija?- Prosigue mi madre.
-Oh, que termine con Kiseop- Lo digo sin despreocupación pero mi madre arque las cejas, anonadada.
-¡¿Como que terminaste con Kiseop?!- Me grita furiosa.
Yo me sobresalto y Donghae se pone tenso ante el grito de mi madre
- ¿Qué rayos se te pasa por la cabeza al terminar con alguien así? ¡Él era perfecto para ti!
-¡Se me pasa por la cabeza mi felicidad y yo no era feliz junto a él, madre!- Le contesto furiosa.
-¿Como no podías ser feliz? Si el tenia todo, hija.
-¡Tenia todo lo que tú querías para mí! ¡No lo que yo quería!
-Por favor, Rocio, hablemos y solucionemos este teatro.
Me agarra del brazo y yo me zafo rápidamente.
-El único teatro eres tú, madre-
Tomo la mano de Donghae por lo que el abre los ojos algo sorprendido.
Entonces digo la verdad, digo lo que realmente siento: -La única persona que yo quiero es Ryeowook.Mi madre arquea las cejas.
-O lo aceptas o me iré y nunca volveré- Amenazo con la voz firme.
Mi madre respira hondo y se lleva la mano a la cabeza.
-La única que se irá aquí soy yo, no soporto ver como se arruina la vida mi propia hija- Toma el mango de su valija- Me vuelvo con tu padre- Mira a Gretel quien sonríe, satisfecha
- Y tu vendrás conmigo.
Yo no puedo evitar sonreír de oreja a oreja, mis dos peores pesadillas se marchan. Solo yo y Donghae. Sin la idiota de Gretel, sin mi madre ni nadie que se oponga a nuestra relación.
Mi madre sale de la casa furiosa y se sube a su auto, Gretel detrás de ella.
-¡Envíale saludos a papa de mi parte!- Le grito bromeando y ella se niega a contestar.
Minutos después veo como el auto se aleja de la casa.
Donghae cierra la puerta y me mira, algo sorprendido.
-Eso fue...
-Genial- Lo interrumpo- ¡Estamos solo tú y yo, Donghae!- Le chillo llena de felicidad.-Entonces no perdamos tiempo...