Los días transcurrieron con más rapidez de la que esperaba, todo en la Universidad empezaba a encajar y se llevaba bien con todos los de su curso, afortunadamente había encontrado un buen grupo de trabajo. Con su compañero de piso no había tenido esta suerte, siempre que buscaba hablarle él respondía con monosílabas, pero sin que ella estuviera del todo de acuerdo seguía llevándola cada día a clases, puntualmente.
Había estado cavilando sobre la violenta conversación que escuchó tenía por teléfono hacía varios días y nada le encajaba, deseaba saber, conocerlo, pues sentía no lo hacía y no se equivocaba.
Gabriel estuvo ajetreado con todas las situaciones que parecían querer ahogarlo, estaba al tanto de lo expuesto que estaba ya que ella había confirmado que seguía vivo y trataba de pasar desapercibido en todos los aspectos que le fueran posible. Ahora que se sentía apunto de colapsar no podía plantearse siquiera tener cerca a Alessandra por demasiado tiempo, a pesar de que la situación era tan irónica que hasta vivían juntos, ella casi ni se notaba físicamente, se la pasaba estudiando en su habitación pero era consciente que algo había cambiado en ese oscuro apartamento en que residía, había más luz, más color.
Con Matt las cosas se habían vuelto algo turbias desde aquella conversación que tuvieron, él buscó disculparse en reiteradas ocaciones y terminaban incluso peor, ambos eran demasiado firmes con lo que creían era lo mejor, y decidieron dejarlo estar, como siempre que no podían ponerse de acuerdo en algo.
Se encontraba en su cocina leyendo documentos sobre los estados financieros de su familia. Estaba optimista al ver los números, ya quería que todo aquello acabara para ir a casa, abrazar a sus padres. Habían pasado por inconvenientes, todos en relación a la, para las fechas, quebrada editorial de la familia Brooks, afortunadamente siempre habían sido precavidos y cuidaban meticulosamente la administración con la que manejaban su riqueza, y aunque esto no pudo evitar que anularan todo tipo de negociaciones y finalmente se vieran obligados a cerrar, sí los dejó en una posición favorable, cómoda.
Escuchó un teléfono celular en la sala, el de su compañera de piso, supuso. No le prestó atención, luego se silenció y empezó a sonar el fijo, sin saber porqué un escalofrío le recorrió la espalda, con grandes zancadas llegó hasta él y descolgó. Nadie llamaba a ese.
—¿Hola? —habló un rato después, no se escuchaba nada—. ¿Quién es? —la situación empezaba a irritarlo, lo colgó violentamente.
En poco menos de cinco minutos ya volvía a sonar, contestó al segundo tono.
—¿Quieres dejar de molestar? —espetó, odiaba esa clase de juegos.
—¿Qué tal contestar el teléfono con un "hola"? —escuchó a Alessandra hablando de manera agresiva, luego no oyó más, le había colgado. Sospechaba que la primera vez no había sido ella, y el pensamiento le heló la sangre.
Miró su reloj y supuso que Alessandra ya habría salido de la facultad, ¿qué querría? Siempre la iba a buscar a la misma hora, no tenía que llamar para recordárselo. Sabía que parecía un puto chofer y no le importaba, tenía auto y ella no. Le gustaba verla y quizás a ella no, pero no se quejaba de ello tampoco.
Algo brilló frente a sus ojos y lo tomó antes de ir a su auto, asegurándose de cerrarlo todo con llave.
—¿Dónde estará? —preguntó para sí una vez estuvo en la entrada. Estaba abarrotada de estudiantes, la mayoría se veían cansados, pero con una buena perspectiva para el fin de semana que estaba ya a sus pies. Sonrió melancólico, sus años de universitario habían sido los mejores.
De repente una espesa melena tomó toda su atención, ahí estaba, casi al frente de donde se encontraba. Pero no sola, ¿por qué no podía estar sola? la acompañaba un chico y ella parecía más que complacida por ello. Lo reconoció, ¿otra vez ese idiota? Gruñó y bajó del auto cual niño malcriado.
ESTÁS LEYENDO
Gabriel ©
RomanceGabriel; obligado a madurar y cambiar de manera abrupta pagando por las malas decisiones de su pasado. Indiferente, controlador y con la vida hecha trizas. Alessandra; vivaz y jovial, una soñadora empedernida de mirada chispeante. Pero con cicatri...