Capítulo 46

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Estaciono en el subsuelo de la constructora, dejando el ramo de rosas en el asiento de atrás. Me apresuro a bajar, para reencontrarme con mi acosador, pensar que este fue el primer lugar que pise con él obligada pero gustosa... el primer lugar donde comenzó a persuadirme de volvernos a ver, de que tenía que dejarme llevar por el deseo que estaba golpeando en mi cuerpo esa mañana, primer lugar donde fantasee con él tomándome entera. Dios, el ascensor tarda una eternidad en llegar a la planta quince, en el espejo compruebo mi delicado maquillaje, tuve un día fatal y estoy bastante bien. No deja de fascinarme el vestido tubo rojo sandía, en combinación con el saco negro de vestir que seleccione esta mañana y que él mismo me regalo...las puertas se abren y taconeo hasta la recepción, me cruzo con Lourdes, su secretaria que va saliendo.

-Señorita Heller... -dice ella

Sonrío.

-Hola, ¿qué tal?, Lourdes-

-El señor Shire, la espera en su oficina-dice ella rápidamente.

Obviamente lo recuerdo, última puerta al fondo del pasillo. Dios y no entiendo porque estoy tan nerviosa.

Respiro hondo, respiro hondo, observando la puerta que me separa de mi acosador, mi amor. De manera instantánea, se abre lo tengo parado frente a mí, con toda esa imagen de "Soy el hombre más sexy y manipulador del mundo, te tengo a mis pies", Sí, más cosas dice Bastian con solo verlo, no hace falta que diga una palabra, toda su presencia habla por sí sola.

-Señorita Heller... la estaba esperando, como siempre la puntualidad es su especialidad-dice y mira su rolex, dando tiempo a pensar por que no me agarra-Las siete clavadas-susurra y tira de mi brazo, llevándome hasta él, cierra de un empujón la puerta, mientras se hace de mis labios, de mi ser completo.

-Estás... preciosa-balbucea contra mi boca. Su perfume complemente el momento.

-Vos... estás muy sexy, así trajeado-digo con voz leve.

Me percato, que todavía lleva puesta la corbata, a estas horas del día, curioso. Coloco mis manos en su firme trasero, apretujándolo. Se queda callado, observando y sintiendo lo que pasa entre nosotros, sus ojos ámbar oscurecidos, apenas dejando ver una delgada línea ámbar contoneando sus pupilas...

-Bueno, acá me tenés, toda tuya, ¿Qué tiene para ofrecerme señor Shire?-

-mmmmm... puedo hacer, un plano en ese cuerpo, con mi boca y mi...-susurra y lleva mi mano colocándola en su notoria erección, bajo la vista dejando de lado su mirada...

-Un hombre... de diseño exclusivo-susurro volviendo la vista a "mis ojos ámbar", mientras continúo palpando su miembro duro, a través de la delgada tela de su pantalón de vestir

-Sólo tuyo, muñeca-concluye con voz seductora a la vez que me levanta el mentón con su dedo focalizando su mirada en la mía. Luego lleva ambas manos a bajarme por los hombros el saco de vestir, lo tira sobre el sillón junto con mi cartera...

-¿Nos encerraste?-pregunto con voz suave, jugueteando con mi dije de libélula. En ese instante, cierro los ojos... en cuanto sus labios se posicionan en mi cuello, lo tengo detrás de mí, con su respiración agitada, como la mía.

-No hace falta, sé que no vas a huir. Por cierto, me encanta cómo va el color de ese vestido, con el color marfil de tu piel...-

Halaga el Armani, que con gran buen ojo, eligió para mí. Mi sexo, condensa ante toda su manipulación seductora... estoy mojada, excitada dispuesta a todo con él, como siempre.

Sonrío con sutileza.

-También me gusta...-murmuro con voz suave.

Bajo la vista a la tupida y suave alfombra que decora su oficina... varios recuerdos me vienen a la mente, esa noche en su casa, en aquella alfombra muy similar a esta.

Incesante DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora