7. Burbujas

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-¡Oh, Harry, esto es lo más delicioso que he probado jamás!- exclamó Liv mientas terminaba su sexta rebanada de pizza.

Reí a carcajadas, su expresión y alegría eran lo más adorable e inocente que había visto jamás. Prácticamente había devorado las pizzas ella sola y la botella de vino estaba por acabar; sus mejillas estaban rosadas y sus ojos vivaces.

-Liv vas a terminar mal del estómago si comes más- la reprendí dulcemente.

-No importa, no puedo parar de comerla- dijo haciendo un lindo puchero.

Negué con mi cabeza y sonreí mientras dejé que siguiera comiendo. Cuando le ofrecí a Liv quedarse en mi casa temporalmente, realmente no sabía lo que estaba pasando por mi loca cabeza; en ese momento no pensé en muchas cosas que ahora asaltaban mi mente. No pensé en mi madre, en mi representante, en lo que inventarían los medios, en el acoso de paparazzis que ella recibiría y todo lo que eso conllevaba. Yo ya estaba acostumbrado pero ella no, ella apenas estaba probando la pizza sin saber en lo que la había metido. Pero en el fondo yo me sentía feliz, me gustaba la idea de tenerla en casa y enseñarle el mundo, enseñarle todo lo que se había perdido en estos años.
Por otro lado, quería ayudarla con el tema de la enfermedad de su madre y lo que ella tendría que enfrentar cuando muriera. Creía que ella me necesitaba y de ninguna manera quería dejarla ir sin saber que ella iba a estar bien. Tenía los medios suficientes para ayudarla, pero no lo veía como una obra de caridad. También para mí iba a ser algo nuevo.

Olivia terminó de comer y de beber así que la conduje hacia las escaleras. Ya tenía pensado la habitación que le daría. Subimos las escaleras en silencio y abrí la puerta de la que sería su habitación. No era muy femenina pero era agradable y acogedora, tenía una gran cama, algunos sillones, un enorme armario y un elegante tocador de madera. Algunos cuadros con paisajes colgaban de las paredes, también un estante pequeño con algunos libros estaba en la esquina de la habitación y un escritorio pequeño. También tenía un baño propio.

-¿Te gusta?- le pregunté a una atónita Liv.

-Harry, esta habitación es hermosa- admiró ella- ¡Es más grande que mi casa! No puedo aceptarla, es demasiado.

-Hey- dije acercándome a ella- quiero que estés cómoda y que te sientas bien aquí.

-Has hecho mucho por mí ya, Harry- me dijo con vergüenza en su voz mientras bajaba su cabeza.

-Y lo seguiré haciendo porque quiero hacerlo, Liv- susurré tomándola por sus hombros y dándole un ligero apretón.

Ella levantó sus lindos ojos hacia mí y me dedicó una pequeña sonrisa.

-Aun no has respondido a mi propuesta- le recordé.

Ella se sonrojó y se soltó de mi agarre para sentarse en la cama.

-Debo haber hecho algo bien en la vida para haberme golpeado contra tu auto, Harry Styles- afirmó ella suspirando y clavando sus indescifrables ojos en mí.

-¿Qué tal ayudar a muchos niños y adultos en un hospital con muchas limitaciones?- agregué también mirándola- ¿por qué no dejas que te ayuden a ti ahora?

-Tal vez es la falta de costumbre, tal vez es el miedo a lo que no conozco.

-No tengas más miedo, déjame ayudarte- le pedí caminando hacia ella y agachándome para dejar mi rostro a la altura de sus ojos.

-Eres muy terco, ¿lo sabes, no?- bromeó mientras quitaba uno de mis rizos de mi rostro.

-Sí, eso me han dicho- le respondí riendo- ¿qué dices, Liv?

The Break (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora