Un dia nuevo, una noche lúgubre y en la inmensidad de todos acontecimientos estaba en un puntito Paulie. Nos habiamos pasado toda la noche esperando noticias del enfermo y cuando era de mañana el sueño casi nos vence.
Ahí estabamos Julian, mi mamá y yo en la sala de espera con los ojos empijamados y meditabundos. Me preguntaba en la inmensidad de la mente qué hubiera pasado si no hubieramos realizado tales acciones, también me cuestionada cómo reaccionó Charlie cuando vio su luz cortada y en el fondo una risita maliciosa me alimentaba claro que lamentandome por la tragedia. En mi mente solo cabía una palabra: Paul.
Siete y cuarto de la mañana, se cruza un doctor e intercede un bostezo Julianico.
—¿son ustedes los familiares de Paul Winston Morris?—
—no, pero somos sus acompañantes— dije saltando de mi asiento
—necesito un mayor de edad—dijo el médico y yo lo miré mal ¿cómo es que no podia responder como acompañante?. Mamá y Julian se miraron y entre ellos tomaron la desición de que Jules responderia.
— y digame señor doctor— dijo French— ¿para que soy bueno?—
—necesito explicarle unas cuestiones, acompañeme—
Julian lo siguio y antes de acompañarlo fijó su mirada en la nuestra. Sus ojos reflejaban la incertidumbre y nuestros pensamientos se conectaban: qué pasará con Paul.Los pasos sonaban en un eco y la inseguridad era lo más cierto.
Despues de 10 minutos apareció Julian con una sonrisa
—Paul está bien y el doctor dice que podemos verlo— mamá y yo juntamos nuestras manos y sonreimos pero sabia que mi mamá tarde que temprano le preguntaria al chico qué pasó, solo que no habia llegado el momento todavia.
Con alegria nos dirigimos a la habitación 205, abrimos la puerta y estaba Paulie acostado leyendo una revista olvidada y tenia suero puesto, apenas sintio la presencia de alguien alzó la cabeza y se dibujo en su rostro una mueca parecida a una risa. Ahora mis observaciones rápidas: Morris sostenia la revista en la mano derecha y tenia una cicatriz al lado de su boca.
Apenas entré me puse en el lado derecho de su almohada y le besé la frente. Me alegraba mucho de que estuviera bien
— estoy muy agradecido de que estén aquí— dijo Paul
—estamos para eso— y guiñé mi ojo derecho
—solo me preocupa algo y es que no puedo mover muy bien mi brazo derecho—
—por suerte eres zurdo querido. Entonces no te salvarás de escribir— dijo Julian y todos reimos
—bueno, ahora que hay tan buenos animos me puedes decir cómo pasó todo— dijo mi mamá dirigiendose a Paul y él abrio sus ojos tanto como platos e intentó hacer una historia rápida que a decir verdad, estuvo muy creible. Bueno, en parte era la verdad:
Recordaba que tocó los cables con alto voltaje y que se alcanzó a electrocutar ante esto trató de quitarse y su reacción provocó un golpe en su boca. Lo que no se acordaba era a cuantos voltios.... Ustedes comprenderán que no tengo ni idea de cómo será eso, quizas aprenda en la escuela... ustedes averiguen.
Pensé en el brazo de Paul y que tal que...¡y ya no pudiera tocar más!¡todo por mi amldita culpa! Pasaron unos minutos y volvió el doctor, dijo que necesitaba de nuevo a Julian, el accedió y fue con él, mamá y yo nos quedamos con Paulie quien detrás de sus ojeras habia unos ojos color avellana brillantes. Entonces entró Julian con cara de preocupación
-Anna, Señora Mary, necesito que vengan conmigo un momento, tengo que comentarles algo importante- su rostró esa horrible ¡como si hubiera visto un fantasma! eso me daba a entender que era algo serio
-No tardaremos Dear- le dije a Paul y tomé el picaporte de la puerta y salimos él me contestó con un guiño
-Ahora si Jules, ¿qué paso?- dijó mamá en el vasto callejón de habitaciones
-Es el brazo.... es... es....-
-¡rápido chico!- le grité
-ah... va a... per....d...e..r su bra...zo- dijo titubeando y con ganas de llorar
-¿qué?- dijimos al tiempo
-ya no le va a... funcionar su brazo derecho- dijo entrecortado
-¿por qué?¿cómo?¿hay remedio? no sé... ¿alguna terapia?- dije asfixiada
-El doctor dice que el choque electrico produjo un daño en los nervios del brazo y.... -
-¿Sabes como se va a poner?- respondí mientras mi madre cambinada de un lado a otro por el pasillo y yo me cogia la cabeza
-Lo sé... pero hay que decirselo- replicó French- sería peor que no le informaramos..ah, bueno, el medico también dice que es muy dificil recuperarse pero no es imposible-
-¡hay una esperanza! ¿no?... comprendo, debe ser dificil hablar con él de esto pero ¿y el médico no se lo dice? y ¿cúanto más se tiene que quedar aquí?-
-Ahorita hablo con él de eso y, pues si quieren vayan a comer algo mientra hago esa diligencia ¿les parece?- asentimos porque teniamos hambre pero antes me despediría de Paul
-Señorito Morris, vamos a salir a desayunar-
-¡si claro!- y trató de levantar su mano derecha para decirlos adiós- ehmm.. qué pasa... este brazo está como perezoso- se me partió el corazon en dos al no poder contarle la verdad porque realmente no fluian las palabras de mi boca, me limité a decir un :"no te esfuerces cariño, trata de mantener reposo"-
Salimos, buscamos un restaurante y desayunamos huevos con tocino, mamá aprovechó para llamara mi papá y a James, y así contarles todo lo que pasó en la noche de un día duro. Segua estremecida con la noticia ¿Paul sería tan fuerte de afrontar eso? es que es lo peor que le puede pasar a un músico. Bueno, habia esperanza, pero estaba lejana y ajena.
Recibí una llamada y era Henry preguntando por Paul y Julian, si sabia donde se encontraban... ¡ah, Dios mio! ellos iban a decir la verdad, porque seguro que se habian dado cuenta que no habian manioulado sus redes electricas ni nada parecido. Habrian muchas mentiras que tarde que temprano se darían cuenta, yo lo suponia. Tuve que contarles la verdad pero claro, lejos de mi madre. Estuvieron dispuestos a encubrirme pero toscamente, a lo que les prometó a cada uno un emparedado de cerdo, a eso no se pudieron resistir y asentieron, aunque obvio, se los tenia que dar. Llamé a Diane y no me contestó, le dejé un mensaje y adivinen que ¡su foto de perfil era con Nicolai Benedetti! No obstante, eso no es lo importante aquí... ya se irán atando cabos a medida que pasa el tiempo.
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A Hard Day's Night
Random¡Qué noche la de aquel día! ¿Quién pudiera imaginarse lo que le puede pasar en una noche a una chica?.... ¡Y todo por escuchar a the beatles! Acompaña a Anna Landcaster en esta travesía por un mundo de Beatlemanía. © Prohibida su copia y/o adaptac...