Con el enemigo en casa

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La sangre salía muy mal de la moqueta, por más productos que utilizara seguía notandose la sangre. Julio decidió poner el sofá encima para taparlo y, aunque no lo tapase del todo, la mayor parte quedaba oculta.

El timbre sonó muy fuerte en todo el piso. Julio se acercó a mirar por la mirilla y lo que vio le heló la sangre era el agente McCarthey. Se había presentado allí sin avisar.

-¿Quién es?-preguntó Julio con voz temblorosa pensando en la mancha de sangre.-Sea quien sea marchese, no estoy para acoger visitas.

-Señor Egonza soy yo, vengo para hacerle unas preguntas sobre lo de ayer. Me quedaron algunas dudas.

-Marchese, no puedo ahora.

-No es una petición-aseguró Andrew desde el otro lado de la puerta-es una orden. Abra la puerta o la tiraré abajo.

-Espere un segundo, por favor

A Julio le temblaban las piernas, corrió por la casa recogiendo todo lo que pudo sin darse cuenta de que la aguja se había quedado en la mesa. Se dirigió hacia la puerta fingiendo una sonrisa y la abrió dejando pasar al detective y a dos guardias robóticos. "Los hierros" lo escoltaban.

-Ayer acabamos muy repentinamente nuestra conversación-comenzó Andrew.-Me hablabas de un tal Mike.

-Ya te dije que no recuerdo nada más.

-¿En serio? Porque, que casualidad que justo después de hablarme de un tal "Mike", se ha encontrado a Mike Kennet fallecido.

-Yo...

-No he acabado. Fallecido cerca de donde tu trabajabas y donde te dispararon. Tus huellas estaban en la escena del crimen junto a un montón de armas. Hablaré claro. Venimos a arrestarte.

-Pero yo...

-¡No he acabado! Como mi primo me ha hablado bien de ti y parece que te tiene cariño te voy a dar la oportunidad de expricarte.

-Gracias Andrew, lo aprecio.
Yo no tengo nada que ver en esto yo, sólo. Es largo de explicar. Quieres tomar algo mientras.

-Si, un visible agua, tengo la garganta seca.

-¿No prefieres Whisky o Vodka?

-Por favor, no, estoy de servicio. Sólo agua y explícate.

Julio se dio cuenta de que estaba entre la espada y la pared. No podía decir la verdad porque traicionaria la confianza de Anthony, pero si no hablaba lo arrestarían. La decisión estaba clara al menos para él.

- De acuerdo, cuando salí de la cafetería fui al parking donde aparcaba mi coche y pateé una puerta con tan mala suerte que encontré un cuartel secreto. Allí me apuntaron con un arma por la espalda y forcejeé para quitarsela al atacante pero esta se disparó y mató al chico del que hablabas antes.

-No estoy para bromas Julio, dime la verdad porque de ella depende que vayas o no a la cárcel.

-No te miento, es lo que pasó. Nunca le he hecho daño a nadie intencionadamente. Lo juro.

-A si que me estás diciendo que además de una confesión de asesinato, quieres añadir también cargos por vandalismo.
¿Te pongo ya las esposas o te las quieres poner tú?

-¡NO! Espera, hay más.

-Es tu última oportunidad- advirtió Andrew-Aprovéchala.

-Esta noche me ha visitado el chico que me apuntó en el cuartel secreto. Estaba herido por un plan que salió mal, intentado secuestrar a Turok Curmass. Venía herido y se suturo la herida aún tengo la aguja que hizo él con un alambre. Iba vestido de negro y llevaba una máscara roja. Se llama Anthony y es el hermano de Mike Kennet. Y además...

-¡CÁLLATE! Cada vez que abres la boca lo empeoras.

-Pues no hablaré, mira.

Y a continuación movió el sofá mostrando la enorme mancha de sangre. Andrew se quedó boquiabierto y seguidamente se avalanzó sobre Julio y le puso las esposas.

-Julio Egonza quedas detenido por vandalismo, asesinato en primer grado y cómplice en intento de secuestro.

-¿Pero que dices?-se quejó Julio.- Suéltame, no he hecho nada.

-Todo lo que digas podrá ser utilizado en tu contra en un juicio.

-Andrew, soy inocente, te dicho la verdad, toda la verdad.

Los hierros lo agarraron y lo sacaron por la puerta. Tras leerle sus derechos,lo bajaron hasta el coche patrulla y lo metieron dentro.

-Julio, no me esperaba esto de ti-dijo Andrew mientras cerraba la puerta.

Pero antes de que se subieran los hierros o McCarthey el coche arrancó. Alcanzó una gran velocidad enseguida y circulo esquivando los aero coches con gran destreza. En sseguida la velocidad llegó a los 200 km/h y parecía que fuera a chocar en cualquier curva.

-¡Para antes de que nos matemos!-gritó Julio

-Lo siento amigo, pero si paro estamos jodidos.-dijo el conductor.

-¡¿ANTHONY?!

-Te dije que yo te encontraria.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora