Un dia cualquiera

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Julio salio de su casa como siempre, tras tomarse su batido protéico, tomo el coche y se dirigió a su trabajo. No podía llegar tarde o el viejo Marco le despediría. Solo se había retrasado un par de veces y no por su culpa precisamente pero si se retrasaba una vez más lo despedirían.

Julio llevaba una chatarra de aero-coche, apenas se levantaba 2 palmos del suelo y ya comenzaba a humearle el motor. No se iba a jugar la vida solo por un empleo, aunque pensándolo bien, era el único empleo que podía conseguir. No sabía hacer nada más y no había muchos empleos desde que los robots eran programados para todo. Era eso o recoger la basura con su primo Toni.

Era ya tarde cuando llegó al trabajo,el maldito coche lo había dejado tirado a mitad de camino y encima de tener que coger el tele transporte público habían perdido mas de 1 hora esperando a que llegara la grúa.

Tanto avance tecnológico y todavía no saben llegar en menos de 45 min.

Respecto al tele transporte era una maravilla de la tecnología, te llevaba en segundos al otro lado de la ciudad por apenas unos céntimos. El único problema era que una pequeña parte de la población era incapaz de usarlo sin sentir unas nauseas catastróficas, las cuales eran un gran problema para Julio quien solo con mirarlo ya sentía un sudor frío que recorría su frente dibujando ríos hacia su barbilla.

Al llegar Samantha la secretaria fue la primera en saludarlo.

-Buenos dias Julio, Marco te esta esperando

-¿Está muy enfadado?

-Sí, hoy no te libras. Seguro que te echan-Aseguró Samantha-Te esperan él y su vena de la frente, que como siga creciendo va a necesitar un nombre.

-¿Tan enfadado está? Si solo llego 20 minutos tarde.

Samantha sin hacer mucho caso de Julio comenzó a pensar nombres para la colosal vena de la frente de su jefe.

Primero Betty, luego Eva, asi continuó un tiempo hasta que, finalmente, decidió que el nombre más apropiado seria "Pequeña Marca", con tan mala suerte que en aquel momento apareció Marco detrás suya.

-Señorita Samantha Simmons, ¿Podría decirme que le resulta tan gracioso?¿El hecho de que uno de mis empleados llegue tarde o el que encima usted lo distraiga? Vuelva al trabajo si no quiere perder su empleo al igual que el señor Egonza.

La secretaria bajó la cabeza avergonzada tras la reprimenda de su jefe.

-Lo siento jefe. No volverá a pasar.

-Y en cuanto a ti-dijo Marco refiriéndose a Julio-No vuelvas a llegar tarde, es más, no vas a volver a...Oye ¿Se encuentra bien Julio? No tiene buena cara.

El jefe se dio cuenta de que Julio se encontraba alterado y su estado no era muy bueno. Parecía enfermo.

-Sí, sí, solo...glup...es el tele transporte público que no me...Puedo...sa...salir un momento...glup...yo.

Dijo Julio, tratando de reprimir sus nauseas. A continuación salió del edificio corriendo mientras oía a Marco gritarle desde detrás de la puerta que regresase después, para poder hablar con él en su despacho.

Tras llegar a la calle, olvidó sus modales y se dirigió al mejor sitio para saciar sus ganas. Pero...

-¡Eh, tú! ¿Qué haces aquí?- oyó a sus espaldas- Aquí no puedes entrar este es nuestro territorio.

Al girarse vio a dos hombres de entrada edad, carteristas por su aspecto. El miedo lo paralizaba, el callejón estaba demasiado lejos de la calle principal y nadie le oiría con el ruido de los motores de la fabrica. Decidió aprobecharse de esto último y fingió no entender nada.

-¿Qué?

-¿Qué haces en nuestro territorio pardillo?¿Acaso no entiendes mi idioma?

-No os oigo, mejor me voy.

-No. Ya es muy tarde, has visto demasiado, no disimules.

-No se a que os referís.

-Joder, eres tonto-dijo el criminal que aún no había hablado- ¡EL PUTO CADÁVER!

En ese momento se le helo la sangre y advirtio una figura que se encontraba tendida en el suelo, la cual no había visto por el estrés de la conversación. La figura se encontraba deformada aunque aun se podia distinguir un antiguo rostro de mujer, estaba encima de un charco de sangre y tan sólo su falda permanecia sin ese macabro tinte. Parecía la víctima de un robo que había salido mal.

-¿E...Eso...eso es un ca..cadaver?

-Joder Mike porque se lo has dicho, el muy imbécil no se habia enterado. Ahora hay que librarse de él.

-Lo siento-no debí entrar-trató de decir Julio mientras el avispado ladron le apuntaba con un revolver sonico.

Sin nada más que decir, el delincuente disparó su arma dejando un eco mudo en el ambiente. El muy tonto no se dio cuenta de poner el silenciador.

-Corre, corre ya vienen "los hierros"-grito su compañero refiriendose a los guardias de acero.-si nos cogen ya sabes lo que nos espera.

En unos momentos la escena quedó abandonada a la espera de la entrada de los hierros, pero en su lugar aparecieron Samantha y Marco encontrando una horrible escena. Un cadáver, un arma y un Julio herido debatiéndose entre la vida y la muerte con un disparo en el pecho.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora