Mike y Anthony 3

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Ethan Kennet llegó al hospital apenas sin aliento. Había recorrido todo el camino corriendo para ver a su pequeño, pero en la cama sólo quedaban los vanos despojos de un cuerpo yacente sin alma.

-Hijo mío-murmuró al entrar en la sala, como si eso lo hiciese menos auténtico- No puede ser verdad. Tú no, así no.

El silencio se estableció en la habitación recalcando los pasos del hombre hacia la camilla, sólo para ser roto más tarde por los sollozos lastimeros que conlleva una pérdida. Ethan estaba sólo, postrado ante el cuerpo de su pequeño, mientras que, Anthony se dirigía a cumplir la promesa que se hizo a si mismo.

Su venganza no sólo recaería sobre el cabezilla del grupo de matones, es más, Anthony sabía donde encontrarlos a todos y tenía un plan para cada uno.

Primero buscó uno a uno a los matones que le habían retenido. Así era más sencilla la venganza, pero la noticia de su intención comenzó a pasar de boca en boca y cada vez eran más precavidos.

El primero en caer no lo vio venir. Anthony llegó a su casa y mintiendo a los padres del niño consiguió llegar hasta el niño, que lo miró como a un fantasma.

-¡No puede ser!¡Estas muerto! Es imposible ¿Eres un fantasma?

-Dime una cosa-dijo mostrando la herida de la fractura del brazo aún sangrante-, ¿acaso los espíritus sangran?

-¿A qué has venido?-respondió el matón con una mezcla de miedo de rabia-marchate, no tienes nada que hacer aquí.

Anthony, que llevaba consigo una mochila, la abrió y sacó de ella un martillo y un cuchillo. Dibujó en su cara una macabra sonrisa precedida por una carcajada y cerró la puerta de la habitacion con pestillo.

-Te equivocas, tengo mucho trabajo por delante.

-¡ALÉJATE DE MÍ!.-comenzó a chillar el desafortunado alarmando a sus padres que no podían entrar en la habitación.

Los gritos no conseguían persuadir a Anthony que se acercaba lentamente. Agarró al muchacho por la muñeca y lo colocó en la mesa. A continuación sacó el martillo y golpeó el antebrazo con todas sus fuerzas.

-Un brazo sano por un brazo roto.

El chico retiró el miembro lesionado con absoluta rapidez y trató de empujar a su agresor de una patada. Grave error.

-Un tobillo por un esguince-dijo el sádico mientras fracturaba con su fiel martillo el tobillo del niño.-tú te lo buscaste.

-No me mates, por favor, ten piedad.

-¿Qué has dicho?

-Ten piedad de mí. Yo sólo...

-Vosotros no tuvisteis piedad.

-Por favor.-dijo el niño envuelto en lágrimas prediciendo lo qir iba a pasar.

Anthony abrió la puerta haciendo que los padres qhe estaban empujando cayesen al suelo.

-Tienes suerte. Yo no soy como vosotros.

Y. Con estas palabras salió de la casa corriendo hacia su siguiente destino, donde repetiría el ritual. Después, fue a la siguiente casa donde volvió a provocar el disturbio y finlmente a la última, donde el matón sufrió el mismo castigo.

Únicamente quedaban 2 casas y estaba claro a cual iría primero, no quería esperar más. Andrew debía morir ya.

Al llegar a la casa se encontró con la puerta abierta. No había nadie a excepción de Andrew que estaba en el salón a la espera de su asesino.

-Andrew McCarthey, el destino llama a tu puerta.

-Déjate de jilipolleces. Estoy en el salón, ven y acaba lo que has empezado.

Anthony caminó con paso firme hasta Andrew y se colocó justo delante de él. El sentenciado no se atrevía a mirarle a los ojos, simplemente se dejó caer hasta quedar de rodillas delante suya.

-Nunca quise matar a tu hermano, sólo quería divertirme.

-Eso no me lo va a devolver.

-Lo sé, por eso no me opongo a lo que vas a hacer.

Anthony cogió su mochila y comenzó su ritual. Andrew puso la mano sobre la mesa del salón y Anthony procedió.

-Un brazo sano por un brazo roto.

Andrew no reaccionó, como si no lo hubiese sentido.

Andrew alargó la pierna y Anthony continuó con su ritual.

-Un tobillo por un esguince.

Andrew no reaccionó, como si no lo hubiese sentido.

Anthony le agarró la barbilla y la levantó para que lo mirase a los ojos, pero el cobarde los cerró y esperó a que todo acabase. Sacó su cuchillo y se lo acercó.

-Hazlo, una vida por una vida-lo incitaba Andrew-¡HAZLO!

Anthony acercó el cuchillo a la garganta de su víctima y presionó permitiendo que se hiciese un leve corte, pero era incapaz. No era nadie para decidir el destino de la vida de ese joven.

Clavó el cuchillo en el apoyabrazos del sillón de Andrew haciendo que este reaccionase y abriese los ojos.

-Seré muchas cosas, pero no soy un asesino. Vivir con la culpa será tu castigo.

Tras esto, se levantó y se encaminó hacia la puerta dejando sus artefactos olvidados en la habitacion. La respuesta enfureció a Andrew que agarró el cuchillo y se abalanzó sobre Anthony clavándoselo por la espalda.

Anthony tosió un poco y se encaminó hacía la última casa mientras la sangre salía de su vientre, pero eso no le lo iba a impedir terminar lo que había empezado.

En poco tiempo llegó a la casa del último testigo del incidente que acabó con la vida de su hermano. Llamó al timbre y en poco tiempo la puerta se abrió.

-¡Anthony!-Dijo sorprendido el quinto testigo-¿Cómo...

-No hay tiempo. Tengo que decirte algo...yo...te per...perdono.

-Pero yo...

-No, no hables...tu no hiciste nada... Sólo lo viste...quiero que lo .... Lo... Cuentes...dile a mi padre lo que pasó...lo que viste.

-¿Porqué yo?¿Porqué me perdonas?

-Tú solo... No hiciste nada... Tenías miedo... Te... Te perdono... Se valiente y... Cuenta mi his...historia.

-Lo haré, te lo juro.

Anthony sonrió, se sacó el cuchillo de la espalda y con su último aliento dijo:

-Gracias Julio, no me olvides.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora