Tele-transporte

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El manco y Turok se dirigen hacia el eldificio Curmass que se encuentra a mucha distancia de la casa de Julio, por lo que tienen que coger el tele-transporte público. Una gran molestia teniendo en cuenta el vertigo que sentía el señor Egonza al utilizarlo; pero, de lo contrario, tardaran demasiado en llegar hasta allí y los efectos del suero se pasarian.

Turok ya no lleva las esposas, pero aun asi, no tiene una completa libertad, el monstruo le ha impuesto una serie de condiciones:
No podía alejarse más de diez pasos de él;no podía hablar con nadie que no fuese él, excepto aquello que sea innevitable; no podía ir detrás de él...
Básicamente nada que lo pusiera en riesgo.

Al entrar Turok en el teletransportador, el suelo se ilumina de azul y comienzan a encenderse y la máquina hace un ruido mudo semejante al de una abeja en verano llendo de flor en flor. A continuación, el manco entra en el artefacto y este torna su luz azul en roja. Lo que antes se encendía ahora se está apagando, mientras el ligero zumbido se transforma en una horripilante sirena intermitente.

El monstruo se baja y asume que no pueden viajar al mismo tiempo, así que envía primero a Turok. Sabe perfectamente la posibilidad de escapar que le está brindando, por lo que decide introducir él las coordenadas del viaje. Como consecuencia llegará unos segundos más tarde, pero no es tiempo suficiente para que Turok se escape, o eso piensa él.

Ahora sí. El manco sube a la máquina y ésta comienza a trabajar. Introduce las coordenadas de los edificios Curmass y en apenas un par de segundos está allí.

El mareo ha vuelto a invadir su cuerpo y poco a poco comienza a flaquear. Los enrojecidos y demoniacos ojos, vuelven a adquirir su verdor original; las venas disminuyen hasta dejar de verse, pues han perdido su color azulado; el tamaño general disminuye. Julio cae al suelo agotado por el viaje y el esfuerzo de liberarse de la bestia.

-Soy yo, soy yo de nuevo,-repetía incrédulo-¡SOY YO!

Los gritos de felicidad son quebrantados por el sonido de un disparo que impacta en el hombro de Julio. Procedía del edificio Curmass.

Julio alza la cabeza para encontrarse con los guardias de Turok apuntándolo dirctamente y tras ellos el doctor, observando la escena con una media sonrisa.

La visión de Julio es cada vez más borrosa. Acerca la mano hasta el hombro herido, solo para darse cuenta de que era un tranquulizante.

-Espero que no te importe-se mofa Curmass-se te veía un poco...alterado.

Curmass se acerca por un pasillo creado entre los soldados hasta quedar a medio metro de Julio que caía casi inconsciente al suelo, por la acción de las drogas.

-A si que no te gusta viajar.-continuaba el doctor- Está bien saberlo.

Un segundo disparo impacta en su pierna haciendo que caiga rendido al sueño.

Al despertar ya ha perdido su libertad. Se encuentra encadenado a una cama de hospital y por mucho que forcejee, en su forma humana no podrá soltarse; una luz le impacta directamente en la cara cegandolo parcialmente, es imposible saber donde está; lo único seguro es que ahora mismo es él, el monstruo está encadenado.

-Ya has despertado-dice una voz familiar pero imposible de reconocer-dormías plácidamente.

-¡¿Quién es?! Suéltame.

La voz se acerca a la camilla y aparta la luz dejando ver al sujeto.

-¡¿Turok?! ¡Eres un monstruo!-dice Julio con toda la ira de la que disponía.

Turok ahora tiene un aspecto semejante al de El manco; con los ojos enrojecidos y los músculos incrementados. La visión de tan horrible figura comienza a alterar a Julio que no puede controlar su forma. Turok comienza a caminar hacia una mesa de pruebas

-No es para tanto, tan solo he introducido un poco de ti, dentro de mí. Gracias a tu adn alterado he podido crear un estabilizador de mutaciones. Soy como tú, pero mejor.

-Yo no soy como tú.

Turok coge una jeringuilla y un cuchillo de la mesa y ríe sarcasticamente para continuar con la conversación.

-Es irónico, hace menos de 24 horas estábamos igual, sólo que yo estaba atado y tú amenazabas con matarme-dice mientras se acerca a Julio que casi se parece más al Manco.-Y también hablaste de cortarme la mano. Perro ladrador, poco mordedor.

Acto seguido el científico hace un corte limpio que separa la mano del manco del resto de su cuerpo. Cada vez el sujeto era menos humano, el monstruo luchaba por salir, pero eso Turok ya lo tiene previsto.El sádico doctor clava la inyección en el brazo del Manco introduciendo dentro de él 10 cm cúbicos de aire.

-Que te quede claro-advierte Turok con una pérfida sonrisa- yo no ladro. Muerdo.

El manco se retuerce en la mesa hasta volver a su estado humano y detenerse por completo en sepulcral silencio.
Turok abandona la habitacion dejando en la camilla el cuerpo sin vida de Julio.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora