El submundo

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-¿PERO COMO SABIAS QUÉ...

-No hay tiempo- respondió Anthony-cuando yo te diga salta del coche. Lo más lejos que puedas. ¿Entendido?

-¿COMO QUE SALTAR?¿EN MARCHA?

-Sí, prepárate ¿Confías en mí?

El vehículo que parecía ir a toda la potencia a la que era capaz de ir, acelero aún más hasta una velocidad desorbitada. El coche pasaba junto a un puente y la caída era enorme no se veía el fondo, tan solo se escuchaba un eco semejante al sonido del río .
Tras ellos iba un convoy de coches de policía y al final del puente habían colocado una barricada, no había salida. El convoy iba dirigido por Andrew que parecía poner toda su pasión en ello, era el único humano, el resto eran máquinas, "los hierros" que asimilaban fria y calculadora cada curva

-Supongo que si - respondió Julio.

-Entonces ¡SALTA!-gritó Anthony haciendo derrapar el vehículo para impulsar a Julio, quien salió despedido del coche aún con las esposas puestas.

El coche dio un par de vueltas de campana hasta que quedó completamente destrozado. Anthony no consiguió saltar a tiempo y enseguida fue arrestado por los policías que rodeaban el coche hecho añicos. Fue un milagro que no se matase en el acto.

Julio caía sin remedio desde el puente había saltado y no tenía donde agarrarse, se acercaba cada vez más a las aguas, aunque debido a la altura, la caída fue un tanto larga, lo suficiente como para ver como su amigo era arrestado. Cuando estaba a pocos metros del agua éstas se separaron y poco a poco su caída se fue frenando gracias a un torrente de aire que le venía en contra. Una vez abajo, se encontraba en una zona nunca vista por él; no se parecía a los edificios modernos a los que estaba acostumbrado; ni a los antiguos barrios ya renovados en los que él vivía. Era algo arcaico y primitivo como lo que aparecía en los libros de historia que el había estudiado en la escuela. No era tan antiguo como la edad romana o como en la Edad media, pero tampoco había llegado siquiera a la cuarta revolución industrial . Era un punto intermedio, algo parecido a los siglo XX o XXI(s. 20 y S. 21).

-¿HOLA?-preguntó Julio-¿HAY ALGUIEN?

La plataforma que le había salvado la vida al abrirse apartando el agua se fue cerrando . Creó una oscuridad total que poco a poco se fue deshaciendo con la aparición de nuevas luces que permitían ver mejor la primitiva escenario. Pero seguían existiendo zonas sumergidas en las tinieblas.

-Claro que hay alguien aquí.

Se oyó desde la penumbra de un edificio.

-Tú estás aquí.

-Pero me refiero a alguien más, como tú. Tú también estas aquí.

-Yo, no me hagas reír jajaja.-resonó la carcajadas por todo el recinto- ¿Cómo sabes que yo estoy aquí si no puedes verme?

-Porque te oigo-Contestó avispado Julio que no entendía del todo como había llegado a tal punto en la cconversación.-Supongo. ¿Dónde estoy?

-Pero amigo mío, puedes oír un eco a kilómetros de distancia-respondió la voz sin hacer caso de la pregunta- y eso no significa que quien lo halla creado este allí.

-Entonces, ¿Estás aquí o no?

-Sí

-¿Sí? ¿SÍ A QUÉ?-Gritó Julio perdiendo la paciencia.

-Submundo-respondió la voz casi en un susurro.

-¿Qué?

-Habías preguntado donde estabas. Ya lo sabes.

-Pero...¡AAAGHHH!-Se sulfuró Julio-¡CÓMO TE ENCUENTRE TE JURO QUE...

-Tranquilicese amigo-sonó otra voz distinta mientras un hombre vestido muy elegante salía a la luz-
Ed sólo quiere jugar. Sin ánimo de ofenderle. No se quien estaba más loco esa conversación. Si el loco o el que hablaba con el loco.

-Ja ja ja-respondió Julio sarcástico-Muy gracioso, pero no le importaría ayudarme con esto-dijo Julio levantando las esposas.-No es que sean precisamente cómodas.

-Tranquilo amigo ahora vamos a ello.

Una figura esbelta y pelirroja salió de entre las sombras. Era un hombre, parecía tener unos veintipocos años aunque había ciertas marcas de eexpresión en su cara excesivamente marcadas. Iba vestido con un traje verde y llevaba una vara de metal a modo de bastón.

-Mira al pajarillo tiene las alas atadas y no puede volar-dijo Ed y cambiando el tono de manera perturbadora añadió-¡quizás haya que cortarselas!

-¡¿CORTAR?!-Exclamó el huésped- aléjate de mi lunático.

El trajeado tercer hombre parecía anciano y paciente, como si estuviese acostumbrado a ello y le pareciese normal.

-Ed, hijo mío, ¿te has tomado hoy tu medicina?

-No me hace falta esa medicina, no estoy loco. Sólo soy diferente.

-Eeeeed...-añadió el anciano.

Tras esto el pequeño psicópata se marchó por donde había venido. A continuación, los dos hombres restantes comenzaron a pasear por el "submundo",mientras, el viejo del traje respondía las dudas de Julio.

-Entonces, ¿cuánta gente vive aquí?

-Actualmente somos 10 familias, todas con hijos. A excepción de mí. Yo sólo tengo a Anthony.

-¿Le conoces?

-Claro, es muy buen chico. Siempre sale a la superficie cuando necesitamos algo y nos lo trae. Es bastante servicial. Por cierto, ¿Porqué el ninja venido también contigo?

-Verás...-respondió Julio quien no quería responder.

-¿Qué sucede? Si le hubiese pasado algo yo...-El pulso del anciano subió repentinamente y su respiración comenzó a dificultarse. La respuesta sería demasiado shock para el.- Por favor...

-En mi casa. Mañana iré a buscarlo-mintió Julio.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora