Bestia

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Pasaban las horas y Julio no descubría la respuesta. Por alguna razón que él no era capaz de explicar le costaba pensar. Nunca le había sucedido, ni siquiera de niño. Desde que se despertó en el hospital se sentía distinto. No era capaz de pensar bien, se sentía frustrado continuamente, como deseando discutir.

Se levantó mareado por la mañana, tras mucho cabilar se había quedado dormido. El descanso le había sentado bien y ahora ya no le dolía la cabeza. Se notaba más relajado, más tranquilo, como si estando ahí abajo su mente se hubiese despejado. Por fin pensaba con claridad. Era hora de pensar, tenía que resolver el acertijo.

-Vive si lo alimentas, muere si le das de beber. Si le das de beber-decía Julio para si.-¿Puede ser un pez? No, que tontería. Un pez puede beber sin morir. Vive si lo alimentas.

En ese momento, un escalofrío recorrió su espalda. La habitacion estaba bajo tierra, se supone que conserva el calor, pero aún así resultaba muy fría.

Se acercó a una pila de leños y seleccionó los que mejor le parecían. Estaba todo predispuesto para él. Era un tanto extraño. Los metió dentro de un agujero en la pared que hacía la función de chimenea y les prendió fuego.

-Vive-decía para sí mientras echaba leña al fuego-si lo alimentas. ¡ESO ES!¡FUEGO!

Salió corriendo de la habitación, pero nada más poner un pie fuera de su habitación sintió un mareo semejante al que le hizo precipitarse en un principio en el hospital. Ignoró su malestar y se dirigió a la "zona común", el lugar donde Anthony le había explicado que la gente utilizaba para pasar el rato.

Era sin duda alguna la parte más grande del submundo. Sus ojos no alcanzaban a ver el techo, pero se podía intuir gracias a una gran estructura de hierro desvencijada. Parecía ser que antiguamente el submundo había sido una ciudad importante con un nombre que no alcanzo a recordar, aunque si se que empezaba por "P". Junto a la estructura había una zona de vegetación llena de arbustos descuidados y con una parte de agua tambien. Encima de algunos arbustos habían barras de hierro quedes debieron desprender de la estructura al construir la nueva ciudad. Todas las ciudades de la era de Julio habían sido construidas sobre las ruinas de otras ciudades. Resultaba triste, ver como el trabajo de varias generaciones, los sueños y esperanzas de la gente que nació y murió allí, su historia. Todo había quedado tapado por la tecnología y la ansia de expansión. Anthony le había explicado que todo aquello le recordaba porqué luchaba. Porqué seguía. Era conmovedor ver su espíritu impreso en esos muros.

Al fin llegó junto a Ed, por fin obtendría la ansiada llave, sólo tenía que decir una palabra tan cerca...pero tan lejos.

-Ed, se la respuesta a la adivinanza, es el fuego, la respuesta es el fuego.

-¡MUY BIEN! Pensé que tardarías más en resolverlo-admitió Ed-pero no te voy a dar la llave.

Julio no pudo contenerse, las ansias de confrontación le volvían. Agarró a Ed por el cuello y lo lanzó contra una pared que había tras ellos. Ed cayó de la misma al suelo y Julio se colocó justo encima de él. Comenzó a golpearlo una y otra y otra y otra vez, hasta que sus puños comenzaron a teñirse de rojo.Julio estaba desvariando.

-¡MALDITO CABRÓN INSULSO, SI NO ME DAS LA LLAVE TE LA ARRANCARÉ!¡DÁMELA! ¡DÁMELA! ¡DÁMELA!

Ed tuvo suerte, unos chicosbaje habia en la zona lo vieron todo y llegaron a tiempo de sujetar a Julio antes de que acabase con la vida del pobre infeliz que recibía la paliza.

Anthony y el padre corrieron a la zona en cuanto se enteraron de la trifulca.

-¡Julio para!-gritaba el padre-¡Responde Julio!

-No es el mismo-dijo Anthony sin darle apenas importancia-mirale el cuello.

El cuello de Julio se había inchado, las venas se notaban realmente abultadas y la piel había tomado un tono verduzco. Los ojos trataban de escaparse de sus cuencas y las venas que los rodean se notaron más que nunca. No parecía humano. Ya no era humano

Lo sujetaban entre seis hombres y aun así era casi imposible retenerlo. Luchaba con garras y dientes para acabar con su "enemigo".

Ed fue llevado a la enfermería y a duras penas pudo sobrevivir. Perdió varios dientes y quedó tuerto del ojo izquierdo. Tuvo suerte de que no fuese más debido a la ferocidad de los golpes de Julio.

La enfurecida bestia que antes era Julio fue llevada a una celda. Era peligroso dejarlo libre en esas condiciones. Unos grilletes le permitían moverse con cierta movilidad pero sin llegar a tener completa libertad. La celda era fría y oscura. Su única compañía era una rata que casualmente pasó por allí. Hasta que por fin tuvo una visita.

-Mira que jaula tiene el pajarito.

-Ed no estoy para bromas-dijo Julio de espaldas a la voz-vete.

-No soy Ed. No reconoces a tu amigo.

-¿Anthony?Tu y yo no somos amigos.

-Si que lo somos. Aquí yo soy tu unico amigo.

-No te necesito.

-Oh, sí. Si que me necesitas, te han encerrado aquí como a un animal. Pero yo te voy a sacar.

-¿Porqué?¿Qué ganas tu con eso?

-Nada, por ahora. Entonces, ¿quieres he te ayude o no?

-De acuerdo. Ayúdame.

-Pero tienes que hacer algo por mí.

-Lo que sea.

Julio se giró para mirar a su compañero y Anthony, que había estado todo ese tiempo entre las sombras, salió a la luz y con una grotesca sonrisa y una pícara mirada dijo:

-TIENES QUE MATAR A ANDREW MC CARTHEY.

Futuro ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora