Viajo mirando tras mi espalda, con audífonos que no emiten sonido alguno. Miro de reojo a cada pasajero que me rodea. Al momento de culminar mi viaje bajo una estación antes y espero otro tren. Cuando salgo a la superficie prendo un cigarro y camino al otro paradero. Dejo pasar dos micros y tomo la tercera. Me bajo un paradero después y camino zigzagueando por las calles y pasajes hasta llegar a mi destino que casi siempre coincide con el tuyo. Y no sirve de nada todo el esfuerzo que hago evitándote si de todos putos modos te encuentro entre la gente. Aunque tus ojos no me miren. Tu mente no me recuerde. Habrá dentro de ti un espacio que lleve mi nombre, y no sabrás quién soy. No sabrás cuanto te amo, tendrás el sentimiento de que algo hemos vivido juntos. Y lo siento. Porque no tuviste la culpa de lo que ocurrió. Un accidente ocurre a cualquiera. Pero no cualquiera te deja por amor.
Sueño con que un día recuperes la memoria y te acuerdes pronto de la mujer que tuvo que dejarte ir.
