Error

15 3 0
                                    

Hace unos días cometí el peor de mis errores. Me entregué a un desconocido por un estúpido intento de demostrar que podía ser amada como antes, que iba a sentir ese rebosante placer que prosigue del orgasmo entre dos personas que comparten algo más allá que las ganas de intimar.
¿Por qué lo hice, por qué dejé que deseos que no eran los míos se adueñaran de mi cuerpo? Fui manipulada hasta el punto de no recordar mi nombre. Perdí el consentimiento de decisiones que solamente eran mías. Obligaron y disminuyeron mi cuerpo a solo un trozo de carne que un león quiere devorar. Quise hacerlo hasta un momento antes de escuchar - ¡Grita mi nombre, puta!
Quise quitarlo de mí, quise gritar. Pero en un lugar donde cualquier grito se considera placentero el mío no era mas que una señal de gozo. Quise salir corriendo, pero mis miembros amenazados por unos puños ardían.
Quise contarle a alguien, pero la vergüenza y el dolor eran más fuertes que la sed de justicia.

Pequeña Alicia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora