Un chico de pocas palabras y menos sonrisas. De ojos oscuros y una carismática timidez, de aquellas que enamoran corazones sin querer.
Se sonroja cuando le hablo y no es porque sienta amor.
Sus ojos difícilmente me miran, pero cuando lo hace mi mundo se da vuelta y me siento uff, no hay palabra alguna que describa lo que siento.
Pero si él me llegase a conocer, si realmente me conociera necesitaría más que suerte para que quiera volverme a ver.
Para que siquiera me dirija la palabra, para que siquiera sus ojos oscuros me miren y me permita ahogarme en ellos al menos una vez más antes de que su repudio lo haga volar.
Para ti, con toda la valentía que reuní para hablarte, y con toda la cobardía que cargo sobre mí, me gustas, me gustas mucho.
