Falté al preu, me perdí matemáticas y química por ir a verte. Al fin iba a volver a verte. Me dirigí a tu cucurucho de departamento en donde vivimos muchas cosas bonitas. Donde estaba la tía y tu gato. Me fui lento temiendo por lo que me podría encontrar. Me fumé un puchito con paciencia, como si fuera el último. Caminé esperando encontrarte, pero no te vi en la plaza con los "cabros" ni en la entrada del condominio. Me presenté en portería y don Luis me miró con lástima.
Toqué la puerta, porque con el timbre te bajan los nervios, me abrió tu mamá y con suerte me saludó. Salía olor a café y cigarros. Le pregunté por ti.
Sabía que algo no conocía de ti. Sabía que tenías un secreto, tal como todos, tal como yo. Y ella me lo contó. Tu secreto era tan oscuro que llegaste a creer que yo era tu luz de salvación. No nos veremos más. No es porque no te quiera. Es porque no podremos.
Y por última vez mi corazón explotó.
Matías, ¿por qué?
