Capítulo 12

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La muchacha tendida en el lecho se remueve algo incómoda, debatiéndose entre despertar o seguir sumida en el sueño un poco más. Sus manos agarran las sábanas grises que la rodean y la protegen del frío. El hombre sentado junto a la ventana sigue tomando su té ignorando que la chica está a punto de volver a la consciencia.

Ella abre los párpados perezosa y analiza su alrededor adormilada y desconcertada. Sus ojos entrecerrados se clavan en la figura sentada y, de inmediato, se incorpora. Un pinchazo la recorre entera y un fuerte dolor de cabeza la sacude. Lleva una mano a su sien y la masajea intentando calmar su agonía.

— Lord Orión —murmura un tanto asustada.

Sigue sin poder escuchar su propia voz. Y no parece haber respuesta por parte del lord, de hecho, se limita a dar otro trago a su bebida.

— Te gusta preocuparme, ¿verdad?

La muchacha alza una ceja sin llegar a oír lo que el hombre le ha dicho. Ve como mueve los labios pero no capta ningún sonido

— ¿Qué? —pregunta sin entender lo que dice.

— No me escuchas, ¿verdad? Danyan ya me ha dicho que te has quedado sorda. Tus tímpanos deben haberse visto afectados de alguna forma —continua hablando sin lograr que ella le entienda.

El hombre suspira y se aproxima a la chica agarrando su rostro entre sus manos.

— ¿No dejarás de darme problemas? —acaricia su mejilla y sonríe—. Vamos a tener que arreglar esto, ¿no? Te dolerá un poco.

Avy lo mira extrañada y algo asustada por el hecho de no poder escuchar. Una de las manos se desliza por la chaqueta cuidadosamente confeccionada y saca un frasco del bolsillo interior izquierdo. El líquido en el interior posee un color marrón rojizo. Ella lo reconoce y tiembla. Mira desesperada al hombre y él acaricia su mejilla con una suave sonrisa. Se tumba sabiendo lo que se acerca e inclina la cabeza hacia un lado. Cierra los ojos justo cuando siente que la primera gota se desliza hacia el interior de su oído. Gira hacia el otro lado y la segunda gota penetra hasta su tímpano. Éste parece un castigo cruel pero lo cierto es que es la única forma de reparar lo que está herido.

En cuanto el dolor comienza, abre los ojos tanto que parecen salir de sus órbitas. Grita de dolor mientras siente una presión en su cabeza. Lleva sus manos a cada lado de su rostro deseando parar la tortura. Es demasiado. Se echa de nuevo sobre el lecho y cierra los ojos con fuerza. La agonía se hace más fuerte por momentos y es incapaz de resistirlo. ¿No pueden sedarla hasta que pase?

— Duerme pequeña, cuando despiertes estarás bien —murmura el hombre—. Yo estaré esperando a tu despertar.

Avy es incapaz de aguantar más y cae inconsciente de nuevo. Incapaz de aguantar como sus tímpanos son restaurados por completo. Pocos son conocedores de la existencia de ese líquido marrón rojizo que la joven tantas veces ha visto. Y aún menos son consciente de las facultades que tiene. La palma de fuego es una planta que solo crece en Mordred, el otro mundo. Adquiere ese nombre por su semejanza a la palma terrestre. Su color rojo intenso, semejante a las llamas que crea la madera al arder, le proporciona ese aspecto al fluido. A partir de esa planta se extrae el aliento de fuego, un líquido aceitoso que aumenta la capacidad de regeneración de las células en el momento en que entra en contacto con ellas. Eso es debido a la presencia de una toxina que al entrar en contacto estimula el mecanismo de regeneración de las zonas dañadas. Pero esa velocidad causa un desgaste sobre el cuerpo y, en el caso de una zona como el oído, un incremento del dolor.

Tras varias horas logra volver en si y abrir pesadamente sus ojos. Todo el malestar ha desaparecido y puede oír la respiración que está junto a la librería. Aparta las sábanas y se pone en pie tras revisar el estado de su ropa. En algún momento la han cambiado y ahora viste su suave camisón de seda.

Susurros del Bosque [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora