Te amo, romance

20 1 0
                                    

Bien, empecemos desde el principio. Mi nombre es Luciana, tengo quince años, tengo cuatro sùper-amigas, un papà, una mamà, una hermana y un perro. Voy al colegio secundario, y orgullosa les digo que nunca en mi vida, he adeudado materias. Exacto, jamàs. Bueno, sì, obviamente me fue mal en algùn exàmen... no, mi nota fue màs baja que èsa...¡Ey, ey, ey!¡Que nos desviamos del tema! Muy bien. Sigamos. Me gusta pintar, cantar, jugar al Life... Sì, sì, no el Monopoly. Estoy en el grupo femenino de voleyball del colegio... Y bueno, como punto final a mi autobiografìa, amo el amor. Sì, a pesar de estar toda mi vida màs soltera que La vieja del 71 hasta que pasò lo que pasò.

Dèjenme contarles que hace varios años tuve un encuantro bastante curioso que me ha apegado bastante a este asuntito del amor. Hace cinco años, cuando todavìa no sabìa ni quièn era Miguel Àngel, mi maestra nos pidiò que escribieramos una poesìa de amor para un concurso de caligrafìa. A los diez años uno sabe perfectamente a què se refiere, pero como ya les dije, mi cabeza durante èsa època era un total desastre. Asì que me propuse investigar sobre el tema para no escribir ridiculeces y mandarme un trabajo de aquellos. Fui a la biblioteca y preguntè a la secrertaria por la seccion de Amor, la cual me enviò derecho y con una sonrisita a los estantes de novelas juveniles. Como ya les dije, tenìa diez, y nunca en mi vida habìa leìdo uno. Pero me encantaron. Los amè. En una biblioteca pùblica generalmente no hay de esos libros que leo ahora, son demasiado caros como para tenerlos y lo mas probable sea que alguna loca amante de los libros, conocida como Lectora, se los robe. El primero que leì fue Orgullo y Prejuicio, me llenò de sabidurìa y empezò toda esta loca pasiòn. En fin, me habìa olvidado del trabajo completamente por haberme leìdo dos o tres estantes completos en un mes, pero bueno, son detalles.

Mi verdadera vocaciòn como Celestina o la Nueva Cupido del colegio comenzò, tratando de formar parejas, y generalmente logro que las relaciones funcionen. No es por agrandarme, pero hago muy bien mi trabajo. Soy como una versiòn solitaria de lo que eran las hermanas hijas de Cupido en aquella pelìcula norteamericana. Doy consejos y hago maratones de pelìculas romànticas en mi casa, comiendo pochoclos y hablando de lo lindo que serìa tener un novio como el de la pelìcula, porque, hay que decirlo, son chicos demasiados perfectos. Y sì, chicas, hay que convivir con los chicos imperfectos, temperamentales y para nada parientes lejanos de Di Caprio o Taylor Lautner pero reales y cercanos. No es que sean todos unos brutos, pero tengo la sensaciòn de que nos estamos volviendo cada vez màs quisquillosas con tanta novela y personajes masculinos ideales. Supongo que por eso no tuve novio jamàs. Bueno, antes del que ahora tengo y que amo màs que al mismo amor, pero hablaba de antes. Tengo demasiado alto el listòn, y hay muy pocos chicos que lo alcanzen. Y para màs inri, esos ya se consiguieron novia. No, es mi lema, Todos tienen su media naranja en el mundo, su estrella, su sol, su... bueno, algo asì. Pero siempre busco el romance, y el romance es mucho màs emocionante si ambas mitades son imperfectas ¿A que sì?

Bueno, esta soy yo. Una chica normal, un poco obsesionada con su pasiòn pero que tiene un gran espìritu trabajador y entusiasta. En poco empieza la historia verdaderamente interesante interesante. La historia de còmo Cupido, cayò enamorada.

Flechazo a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora