Y empieza.

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 Como dice mi abuelita, las cosas buenas pasan por sòlo una razòn: porque tenes buena suerte. O sea, que si lo vemos desde el punto de vista opuesto, se puede decir que si a alguien le pasan cosas malas es porque tiene mala suerte, ¿o no? Bueno, basta de pensar cerebro que me deslumbras. En mi caso se puede decir que las cosas empezaron bien y que despuès pusieron mal, y despues bien, y despues mal... en resumen que no me pasaron cosas ni totalmente malas ni totalmente buenas.

Bueno, basta de rodeos. Lo que quiero decir no es realmente importante comparado con lo que pasò asì que los voy a dejar pensando en el tema mientras empiezo con esto.

Lunes

Inicio de clases.

Estaba sentada en el banco haciendo dibujitos en mi carpeta con mi lapicera. El dìa anterior mi mamà me habìa comprado la carpeta totalmente vacìa y limpia, por lo que me estaba encargando de personalizarla con unos toques de color. Bastaron cinco segundos de armonìa, para que Analì entrara corriendo arrasando con la puerta (y varios compañeros, dicho sea de paso) y se subiera a la mesa. Exacto, no se sentò, se parò arriba. Lo normal era que el primer dìa de clases las chicas se portaran bien por si algùn chico se interesa, es decir, viva el amor. Pero Analì es una persona que prefiere demostrar su poca falta de cordura desde el principio antes de que se avergûence y se estè reprimiendo todo el curso. Se irguiò todo lo que pudo, me mirò sonriente y despuès de un hola se puso a gritar a pleno pulmòn.

-¡¡¡AQUÈL QUE ESTÈ INTERESADO EN MI AMIGA lUCIANA, PRIMERO HAGA FILA PARA QUE PUEDA HACER UNA REVISIÒN EXAHUSTIVA A VER SI ES APTO!!!

Maten a este pequeño àngel caìdo del cielo, pensè. Despuès de corregirme a mì misma ya que los àngeles no pueden ser asesinados, le lancè la birome, el làpiz, la goma, la carpeta a medio pintar, todo lo que tenìa a mano para que se bajara de la maldita mesa. Empezar un año escolar con esa clase de presentaciòn era para esconderse en el armario y no volver a salir.

-¡¿Quièn te dijo que necesitaba ayuda con eso?! ¡Bajà tu persona de la mesa! ¿A quièn se le ocurre?

-Primero, sì, es necesario que te ayude con esto porque si no, cuando te recibas de Cupido Oficial en la radio nadie va a tener en cuenta tus consejos si todavìa estàs soltera-. Dijo sentàndose en la silla-. Y para continuar, sabès que no es la primera vez que pasa esto. La vez anterior estuviste repartiendo volantes por media ciudad diciendo que yo ofrecìa una de tus maratones de pelìculas pero sòlo a los chicos ¡Hasta escribiste mi nùmero de telèfono, direcciòn y escuela! Esta fue mi revancha. No te  enojes.

-Bueno, en mi defensa nunca hiciste caso de mis consejos. Ya estaba cansada de tenerte revoloteando yendo totalmente en contra de lo que te decìa. Làstima que no sirviera, si algùn chico hubiese llamado te aseguro que funcionaba mi estrategia.

-Ajà, sì, seguro.

-No entiendo por què estàs tan en contra de mi larga experiencia. Te entiendo que lo que màs te gusta es ir a tu propio ritmo y eso, pero ni siquiera posaste los ojos an nadie hasta el momento. Eso complica mucho las cosas, te voy avisando.

-No sè cuàl fue el maldito dìa en que se me ocurriò pedirte ayuda. No paraste de aplicar tus conocimientos en mi persona y perseguirme.

-No lo hubiera hecho si siguieras mis pautas como ya te dije.

-Tus pautas son demasiado cursis para que las lleve a cabo, Lu.

-¿Te parece cursi el que te pida no escuchar detràs de las puertas?Aquella vez te salvaste de ser descubierta, porque si el pobre camarero se hubiera dado cuenta que estabas enteràndote de su horario de salida y entrada al trabajo estarìas ya metida en un enorme lìo.

Analì le restò importancia.

-Nadie se dio cuenta. Y obtuve informaciòn valiosa por si algùn dìa se me ocurre llevar a cabo algunos de tus planes.

-Te recuerdo que la totalidad de los clientes del local te estaba mirando, probablemente coparàndote con una loca acosadora. Por suerte nadie dijo nada.

Mientras hablàbamos algunos chicos de nuestro curso me echaban silbidos y otros me tiraban besitos. Muy mal, muy mal. Què vergûenza.

En ese momento entraron Sharon y Karen hablando en susurros y con una emociòn palpable por el primer dìa.

-HolachicasnosabenquiènestàbuscandoaLuciana-. Dijo Karen en una exhalaciòn poniendo sus cosas en el banco de atràs.

-¿Què?- Preguntamos Anahì y yo. no habìamos entendido ni la mitad.

-Buenos dìas-. Dijo Sharon con una sonrisa-. Es que pasamos por el kiosco para comprar unos alfajores, porque los que nos habìan regalado estaban pisoteados y no servìan asì que fuimos, y hablando con el chico que vende y nos preguntò que si èramos amigas suyas y les dijimos que sì, y le pedimos los alfajores y nos dimos cuenta que estaban muy caros...

-Al punto, por favor, mi querida amiga-. Analì la querìa mucho pero a veces se iba por las ramas. Como en este caso que no nos interesaba ni siquiera si habìan comprado alfajores.

-El caso es que nos dijo que si te conocìamos te enviàramos este papel que viene de parte de Onan- Dijo Karen impaciente.

Me entregò la nota doblada y yo la abrì. Bueno, tenìa letra de hebreo, no se entendìa nada.

-Dice que necesita pedirte un favor sùper urgente y te espera en la sala de computaciòn a la salida de clases.

Doble sorpresa. Karen entendìa esos geroglìficos, y dos, la sala de computaciòn. Para que entiendan bien, la sala de computaciòn era un lugar que habìa conseguido mediante permiso oficial para mis tràmites amorosos. Pero jamàs habìa tenido como cliente a un varon.

-¿Y no les dijo nada màs el vendedor?

-Nop-. Dijeron ellas a coro.

Me quedè maquinando posibilidades. Quizà el chico fuera un asesino en serie y esperaba la salida de clases para hacer uso de una guillotina. El tipo era un compañero de otra secciòn, en apariencia tranquila pero no hay que fiarse. Ademàs jamàs me habìa hablado ¿Què pretendìa?

-Quizà escuchò mi grito e intente hacer una gran declaraciòn-. Dijo Analì con una mueca.

Suficiente. Cinco minutos despuès ya no quedarìa rastro de la rubia.

Flechazo a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora