Primera misiòn

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Olvidemos que pasè por un momento de crisis en cuanto amenazaron mi puesto, sinceramente deberìa dejar de tomar tanto cafè negro con mostaza de mañana. No, si eso no me enferma, al contrario, revitaliza. Aunque al parecer tiene efectos secundarios. Karen cree que soy asì por naturaleza, pero creo que es otra cosa.

En fin. Para el que tenga memoria, deberìa acordarse que todo aquel lìo empezò por una persona que quiso acercarse a mì por consulta. Para el que no tenga memoria, la personita en cuestiòn era una chica que estaba en un curso inferior y que pertenecìa al equipo de tennis del colegio. Si hay algùno que diga que no se forman equipos en el tennis, creo que deberìa investigar un poco màs. En mi colegio, tenemos un equipo de nosecuantas personas que en las competencias juegan de no se que forma y que se intercalan de alguna manera. Està bien, eso es lo que pensaba al principio, igual que los ignorantes a los que recomendè investigar hace dos segundos. Era una ignorante de primera. Pero iba a empezar a descubrir màs del asunto desde que empezamos con nuestra primera misiòn.

Martes.

Lo primero que hicimos la Liga y yo, era ir a ver a la nueva vìctima, digo, la nueva paciente. Mariana estaba sentada asperàndonos con una sonrisa nerviosa y la cara se le volviò roja. Claro, la tipica reaccion, el pedir ayuda en el amor. Era una chica alta, de pelo castaño, corto con bucles naturales en las puntas, y usaba lentes a pesar de ser deportista.

-¡¡¡¡Bueeenaaaass!!!! Aquì llegaron las chicas mas bellas de esta tierra, junto con quien resolverà todos tus problemas-. Dijo Analì pasandole un brazo por los hombros.

Ella mirò alrededor, por si alguien la escuchaba confabulando con las expertas en el tema, pero estabamos en la sala de informàtica, a la cual voy a empezar a llamar sala de operaciones, donde ni siquiera por las ventanas que daban al pasillo podìa verse nada ya que estaban tapadas por cortinas. Nueva ventaja.

-Hola, gracias por querer ayudarme.

-No te angusties, tus mejoress deseos seràn cumplidos en menos de lo que termina el dìa.

-An, no le des tantas espectativas, sino despuès nos vamos a sentir bien culpables-. Dijo Karen seriamente.

-Lo que sì te podemos prometer- dije con una expresiòn concentrada-, es que vamos a hacer todo lo que estè en nuestras manos.

Las cuatro estàbamos en ronda, cada una en una silla y las demàs esperando mi señal.

-Ahora, queridas hermanas, vamos a comenzar con un pacto de sangre.

Què divertido era eso.

-Nada de pacto de sangre, nadie va a morir en una de tus locuras.

-Està bien, si ustedes dicen. Pero es màs autèntico, no lo nieguen.

Nadie lo negò. Mirè a Mariana con la cara espectante.

-Dado que la seguridad es la que predomina, vamos a escuchar cuàl es exactamente tu situaciòn. Necesitamos detalles, nombres del chico, de terceros, huellas, todo lo que se te ocurra que nos pueda servir para analizar la situaciòn del mejor punto de vista.

Mariana me mirò incòmoda, lo pensò y despuès asintiò.

-Para empezar, hace varios años que tengo alguna especie de... atracciòn-enamoramiento por un chico que no me conoce del todo. Aunque ustedes sì saben quièn es.

Las tres nos miramos.

-Se trata de Axel, el hermano de Sharon.- Dijo bajando la vista.

¿El hermano de Sharon?¿Mi amigo?¿La chica lo querìa? Un punto fundamental que debe de tener una Cupido es, primordialmente no juzgar a la persona y defender el amor contra viento y marea. Y mi cara en esos momentos era la que pone una chica en el momento que sus personajes favoritos se besan por primera vez.

-Sabìa que el tipo tenìa oportunidad. Entonces, tu relaciòn con èl no fue de hablar ¿No?

-No, lamentablemente no.

Y asì nos contò que siempre quiso hablar con èl pero que nunca surgìa la oportunidad, que como eran de cursos distintos y de amigos distintos no habìan muchas razones por la què entablar conversaciòn, que ella siempre lo veìa de lejos pero èl no parecìa conocerla, etc. No era la primera vez que trataba un asunto asì, de hecho era un caso bastante comùn, y como conocìa bien de cerca al personaje, esta vez iba a ser màs sencillo para mì.

-Tu pedido es que te ayudemos a poder crear esa oportunidad que estàs buscando ¿Verdad?- Ella asintiò.- Bueno, enntonces la Liga y yo vamos a comenzar a tratar este asunto con la mayor delicadeza y sutileza que se puede ¿Verdad chicas que podemos ser sutiles?- Mirè significativamente a Analì.

-¿Què? Puedo ser sutil cuando quiero, te lo prometo, esta vez vamos a ser sutiles.

-Màs te vale, porque es el hermano de tu mejor amiga asì que, a menos que sea el plan que ella se entere, todo lo que hagamos nos puede delatar-. Dijo Karen-. Sobre todo porque lo vemos todos los dìas.

-El plan que tracemos tiene que estar bien calculado, sino cualquier acciòn puede llevar al fracaso. A veces es mejor comentarselo, despuès puede enojarse por estar actuando a sus espaldas con su propio hermano. Por el momento es mejor asegurarnos de que estè de nuestro bando-. Dije con el ceño fruncido.

-¿Tu idea es que se lo digamos?¿Y si no acepta?

-Va a tener que aceptar, ya sabe que una vez que empiezo, no renuncio. Ademàs, es su hermano, ella no es celosa y ya saben que le estuvo buscando citas por internet.

-¿En serio?- Dijeron las otras y se largaron a reìr. Incluida Mariana.

-¿Què hizo èl cuando se enterò?- Preguntò Mariana, curiosa.

-Digamos que se creò una cuenta con la informaciòn de ella diciendo que querìa salir con èl. El lìo que se armò despuès fue gracias a que ninguno pactò tregua y empezaron a pelear en la red: èl diciendo que amaba a Alex con locura y que no dejarìa que otra se le hacercase, ella rechazàndolo diciendo que no podìan estar juntos porque eran hermanos y se empezaron a sumar personas que los querìan juntos y otros que se dejaran de aquerosidades. Y asì, Sharon tuvo que desmentirse para no quedar mal. Alex se pegò una risa de aquellas jajaja.

Las tres me miraban sin entender nada.

-¿Quièn era quièn que decìa ser quièn?- Preguntò Karen màs liada que en àlgebra.

-No importa, el asunto es que ella quiere una novia para èl y que no dudarìa en usar los mas viles engaños puesto que ya lo hizo una vez. Analì, tu tarea es la de comentarle lo que estamos haciendo y que trate de parecer casual. Karen, la tuya es la de conseguir dos jarrones, una zapatilla, una bolsa de papitas y un botiquìn de primeros auxilios por si lo necesitamos.

Analì hizo un saludo militar y se fue corriendo sin siquiera cuestionar. Claro que mi amiga era bastante arriesgada por no decir que va por la vida a lo bruto. Karen... no era asì.

-¿Un botiquìn, jefa? ¿No serìa llegar muy lejos?

-Todo se vale en la guerra y en el amor. Y como te habràs dado cuenta, mi amiguita, las mejores oportunidades surgen a lo loco.

-¿No ìbamos a actuar con discreciòn?- La cchica era cabezota.

-Para no delatar a los involucrados, pero tranquila, sè lo que hago. Ahora que lo pienso, no me traigas una zapatilla, traeme todas las que puedas.

Con un suspiro exagerado siguiò el ejemplo de Analì y desapareciò. Mariana me mirò con una expresiòn de terror. Pobre niña. No sabìa lo que le esperaba.

Flechazo a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora