volviendo sobre nuestros pasos.

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Lunes.
Pasados unos días de mi encuentro con lo de Onan, nos dispusimos a seguir con nuestros asuntos. Intentaba olvidar todo lo que pudiera llegar a llamarse... atracción por el chico en cuestión , así que había guardado todo libro que tratase de romances platónicos en una caja y la encinté toda. No cualquiera sabe cómo envolver una caja al igual que se amarra a un humano. No voy a entrar en detalles sobre quien me enseñó a hacerlo, pero sí voy a contar que logré realizar un amarre cuadrado en los brazos de mi primo en menos de cinco minutos.
Esperen, volví a irme por las ramas. La cuestión es que intentaba enfocarme en mis otros pacientes y ahí es cuando volvemos al lunes, el día que estábamos la Liga, Saron y yo, revisando las cintas de grabación del colegio. Nos había tomado unos días conseguir las cintas, pero un par de amenazas nos sirvieron para apresurar las cosas y que no nos delatase el encargado. Hay que ver cuántos adultos solteros viven con su madre y tres gatos. Pero en fin. Estábamos en la sala de proyecciones viendo el vídeo de lo que había pasado el miércoles anterior en la sala de los tronquitos.
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Grabación
Se veía la sala completa. Mariana estaba en una esquina, atandose las zapatillas. En la otra esquina estaba el jarrón sobre la mesa. Había una silla donde estaba la ropa de Axel con una nota arriba.
En eso entra Axel. Mariana empieza a picar la pelota, una, dos, tres veces.
Axel dijo:
-Buenos días.
-B-buenos días.
Mariana se puso roja de golpe. Se veía tensa e insegura. Axel empezó a tocar la bolsa con su ropa y leyó la nota.
En eso entran por la ventana cientos de proyectiles que bombardearon la habitación. Los chicos se taparon como pudieron. Una de las zapatillas voló directamente al jarrón y lo golpeó haciendo que se esparcieran por toda la sala.
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Paré el video.
-Hasta ahora todo va pasando tal cual estaba planeado.
-Entonces... ¿tu plan era este?¿Convocar una lluvia de zapatillas y provocar un accidente?- Preguntó Karen con reproche. No era de extrañar, a ella nunca le había gustado la violencia.
-Genial-.Dijo Anali.
-No cuestiones mis métodos,  son infalibles. Para crear un encuentro obligado entre dos personas que no se relacionan para nada es necesario algo así. Además...
La miré con una sonrisa malévola.
-Bien que me acompañante en el lanzamiento de proyectiles.
Karen iba a decir algo pero se calló.
-Buen punto. La próxima vez me lo voy a pensar antes.
-Nananana, no vas a pensar nada, sino al final no van a hacer nunca nada.
Era cierto. No iba a ser la última vez que lo hiciésemos.
-Yo quiero, yo quiero, yo quiero, yo quiero...
Anali, hermana mía. Como te adoro.
-Como sea-. Prosegui-. Ahora vamos a ver qué fue exactamente lo que pasó después de nuestra sexy huida.
Pulse play.
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Continuaba en la explosión de cerámica. Ambos se protegían la cabeza. Para. Se escucharon unos ruidos afuera y Axel asomó la cabeza por la ventana. Al parecer no vio nada sospechoso. Volvió la cabeza y miró a Mariana. Estaba arrodillada en el piso, quitándose los pedazos del pelo.
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-Como no la ayude, le quito todos los calzones del cajón y se los lleno de crema-. Dijo Sharon con la mirada fija y los ojos entrecerrados.
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Axel se le acerca, esquivando las zapatillas y se agacha al lado.
Subo el volumen.
-Te lastimaste?
Ella lo miró un segundo.
-N-no, no, estoy bien.
-¿Segura? Preguntó él con el ceño fruncido, sacandole un pedazo de cerámica del pelo.
Ella lo miró a los ojos unos segundos. Se miraron en silencio.
-Sí, segura.
Mariana sonrió . Él sonrió también.
-Bueno, voy a ayudarte con esto.
-Pero si estás lastimado.
-No importa, desarrollé una gran capacidad de resistencia peleando con mi hermana.
Mariana rió.
-Está bien.
Entre los dos le desenredaron la maraña que tenía en la cabeza.
-Bien, lista. Me pregunto quién pudo haber sido el choripan que hizo esto. No creo que hayan querido guardar así las zapatillas.
Mariana se puso tensa.
-No sé quién puede ser. Ni idea.
-Lo mejor va a ser que salgamos y avisemos al encargado de la limpieza. Alguien más se puede lastimar.
-Sí, es verdad. Pero creo que deberíamos cerrar bien el aula antes de ir.
-Bien.
Iban a salir. Axel se para.
-¿Segura que estás bien?
Ella lo miró y le sonrió.
-Muy segura. Muchas gracias.
Alex sonrió y asintió. Salieron y cerraron la puerta.
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En el mundo real habían cuatro chicas que comían pochoclos y lloraban a moco tendido. No nos podía haber salido tan bien.
-Listo. Mañana le compro diez calzones nuevo-. Dijo Sharon emocionada.
-Lo mejor de todo es que al parecer no sospecha-. Dijo Anahi.
-No tenemos que confiarnos. Conocemos a Axel de chiquito y sabemos que es tan impredecible como su hermana.
Sharon me miró asombrada.
-Sí. Es cierto. De todas formas parece que fue muy bien. Ahora lograron mantener una conversación como compañeros. No se conocían pero lo lograron.
Las tres asistieron. Me puse a pensar.
-No sé si es eso lo que Mariana quería pero es un gran paso. Inevitablemente tuvieron que hablar.
-¿Y qué hacemos? Lo que nos pidió era un acercamiento. Y eso lo hicimos-. Preguntó Karen.
-Lo vamos a hablar con ella. Si quiere o no que la sigamos ayudando un poco más.
-Sea lo que sea estamos a su disposicion jefa-. Anali se paró, se limpió los mocos y las lágrimas con un pañuelo.
-Lo sé hermana-. Dije abrazando a Karen y Anali, saltando y brincando feliz.
Las amaba. Eran mi fortaleza en todo momento. Anali era mi energía y Karen era mi fuerza y sentido común.
En eso una figura nos atacó en un abrazo de oso que casi nos tira al piso. Vaya, vaya, Mariana. El tenis sí que ayuda.
-Gracias-gracias-gracias-gracias...
-¡Auxilio que nos mata!
Todas reíamos.
-¿Cómo sabías dónde estábamos? -Vi al encargado del mantenimiento llorando en el pasillo. Dijo algo de que unas chicas no lo iban a dejar conseguir novia por una maldita cinta.
Nos miró interrogante.
-Nada, nada. Todo por ti.
Ella nos miró todavía sonriente.
-Aunque fuera peligroso, realmente les agradezco.
- No te apures, es nuestro trabajo-. Dije levantando el pulgar.
-La verdad es que no me lo esperaba-. Rió.
-Estarías igual de loca que yo si se te hubiera ocurrido- Su risa sí que era contagiosa.
-La verdad... es que si pudieran ayudarme a ser su amiga...
Todas la miramos asombrada ¿De verdad quería continuar? Después de conocernos, creía que iba a seguir el instinto y dejarlo ahí, pero no. Pues bien, que sea lo que Dios quiera.
-Trato hecho.
En esa estrechada de manos estaba su futuro en el mundo de las Vomita-Arcoiris y Ama-Unicornios de las chicas enamoradas.
-Por ser valiente no te voy a cobrar nada.
-¿Gracias?
Lo mejor de todo se venía ahora. ¡¡¡ Qué emociooooon!!! Esta era de esas misiones a larga duración que se basaban en estrategias, ataques y contraataques. La verdadera guerra empezaba. Miré a las demás con aura amenazante y determinada.
-Esto, mis amigas, va a arder. Se los juro.
Lo que no sabía en ese momento, cuando hablaba con las demás y les daba un discurso motivacional, es que este iba a ser, de lejos, el mayor lío  en que se puede meter Cupido.

Flechazo a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora