Cruelle énigme.

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La noche que fingí tu propia muerte, no supe muy bien cómo deshacerme del cadáver. Probablemente hubiese apostado todo al rojo, sin dudar, y después de dibujar un drama sobre el espejo, le habría escupido en la cerveza al tipo que no paraba de mirar. Pero no fue así, tan solo le guiñe un ojo y la ciudad borró mis huellas por completo.

Menos Pena, Morena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora