Cada día me pesa más el vacío, la sombra que proyectan los escombros de mi antiguo yo, me devora de forma tan vertiginosa que se me ha encogido el corazón dos tallas. ¡Quién lo diría!
Me aterra dejar de fingir durante más de dos minutos seguidos. Tengo pánico a aspirarme en una calada tan honda que me empañe los ojos y consigáis verme vuelta del revés, supurando con cada brote salado.
No sé cómo he llegado hasta aquí, ni por qué no salté del octavo mientras os limpiabais el ombligo.
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Menos Pena, Morena.
PoetrySé que empecé a soportar los verbos copulativos que siempre detesté, que éramos sin ser, estar o parecer, que me volví intransitiva y jamás le puse un complemento a nuestro verbo favorito. Y mucho menos de régimen.