Hipoacusia.

147 16 0
                                    

La carcoma nos convierte en seres terminales, con el corazón reducido a serrín y los pulmones astillados.
Dejamos que actúe durante demasiado tiempo y enfermizos y febriles damos los últimos coletazos, arrastrándonos por una ciudad que nos estrecha entre sus calles armadas de tibio hormigón.

Cuerpos sin alma se abren hueco entre la realidad. La misma realidad que afrontamos a destiempo, cuando se ha transfigurado en un demasiado tarde bañado en perpetuo silencio.

Menos Pena, Morena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora