Su cabeza estaba reventada por el balazo que se había dado en la frente, que había llenado toda la pared detrás de él con su sangre, su boca estaba abierta al igual que sus ojos, y olía horrible.
Alumbre toda la habitación y no había más que eso, me acerqué a mis bebes. Lucia me abrazo aterrada, tome en brazos a Camilo sentándome en guardia en el extremo contrario al muerto, acariciaba la cabeza de mis bebes para que se durmieran, cuando los tiros que venían de fuera llamaron mi atención.
Dios mío, que no hayan entrado.
Solo podía escuchar nuestras respiraciones, cuando llamaron a la puerta, no sabía si abrir o no.
--Cariño soy yo.-dijo Sam desde el otro lado, me levante y abrí la puerta abrazándolo por fuerza, sé que peleó demasiado con el, pero lo amo.
--¿Qué pasó?
--Un grupo fuera nos ayudó les dispararon a todos los muertos, estamos a salvo.
Suspiré dentro de su pecho y escondí mi cara en el.
--Gracias de nuevo por ayudarnos.-les dije al grupo, eran 8 personas, cinco mujeres y tres hombres que nos habían salvado, pero insistieron en que debían irse, y nosotros no quisimos quedarnos con ellos por qué no somos mucho de grupos, hemos estados en cinco de ellos desde que empezó todo esto, y somos los últimos sobrevivientes siempre, preferíamos estar solos.
--No hay de qué, pero de verdad deberían irse de aquí.-dijo Alicia, la líder del grupo, su cabello estaba rapado a los lados, y en el centro de su cabeza estaba una cresta rubia que en las puntas tenía uña color verde manzana.
--Nos iremos en unos minutos.-dijo Sam, tomando la mano de Gregory el hermano de Alicia.
--Espero que volvamos a verlos.
--Nosotros igual.-dije sonriente, y se perdieron en la oscuridad del lugar.
Sam aseguró bien la puerta y tomó asiento en el suelo apoyándose en el sofá que tapaba la entrada, me senté frente a él.
--Tuvimos suerte.-le dije, el sonrió y palmeo el suelo a su lado, y como si de una niña se tratase, gatee hacia el para acurrucarme en su regazo.
Acariciaba mi brazo.