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Mire mi reflejo en el espejo llenándome las mejillas de lágrimas, estaba fatal, mi cuerpo estaba lleno de golpes y chupones horrendos, uno de mis ojos morados, mi cabello estaba asqueroso, y mi nariz tenía sangre seca bajando por ella, mis dientes también estaban llenos de sangre, baje la mirada encontrándome con mis rodillas raspadas y bajando por mis muslos, sangre a chorros.

El rubio había llenado la tina para mí, no sé por qué pero había algo en ellos que me hacía confiar, me metí dentro de la tina llena de asco, no era tanto por mi, si no por los recuerdos, sus risas, dentro de mi, hundí la cabeza en el agua aterrada.

Pero aún que parecía increíble, me sentía mucho peor dentro, había perdido a mi esposo, pero en parte me sentía bien, por qué el mismo los asesinó, sé que es ridículo e infantil creer que los muertos tienen memoria, pero Sam se vengo, y nadie podría sacar esa idea de mi cabeza.

Cuando saque la cabeza del agua, comencé a llorar a chillidos, yo amaba mucho a Sam, sabía que este día podía llegar, pero siempre había creído que sería yo quien se iría.

Él era más fuerte que yo, no sólo fijamente, si no también emocionalmente, el cuidaría mejor de nuestros hijos, el mataría a cualquiera que me hiciera daño, él era buen padre, él era perfecto.

Sam y yo nos conocimos cuando yo vine a Estados Unidos de viaje por unos meses para aprender el idioma, y nos enamoramos, pero yo volví a mi país, él fue a buscarme al pasar un año, pidiendo que me casara con el, por qué nos amábamos, y mi sueño era vivir con él hasta que nos hiciéramos viejitos. Mis padres no lo querían por qué creían que era malo, pero ya yo tenía 22 años no podían hacer nada al respecto.

Nos casamos, y al año tuvimos a Lucia, mis padres se enojaron diciendo que yo era muy joven y todo eso, pero el trabajo de Sam daba para mantenernos a los tres, no me hacía falta nada, y mucho menos el amor, y después todo se fue a la mierda, la gente comenzó a comerse entre ellos.

Y de que fue inmaduro, pero en medio de ese caos, quede embarazada, mi familia estaba enojada y me gritaban todos los días de lo difícil que estaría todo ahora por culpa de ese bebe, que ya era mucho con Lucia, así que decidimos marcharnos para no causarles problemas. Desde ese día no veo a mi familia.

Y no mentían, tener a ese bebe en estos momentos fue lo más difícil del mundo, pero no iba a matar a un alma inocente, Camilo es junto con Lucia la luz de mi vida.

Y pensar que ahora Sam no estaba para protegerlos me dejaba una presión extraña en el pecho, como si mi corazón fuera a saltar de mi boca.

En Los Brazos De Un Angel (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora