--¡Noooo!-grite a todo pulmón, antes de clavarle el cuchillo en la cabeza al muerto, soltó a Sam y cayó de rodillas al piso para después caer como basura completamente.--Sam...
Mire su brazo mordido.
--Podemos cortarlo no hay problema...-dije tomando fuertemente mi cuchillo, y mi voz estaba quebrada mientras que desesperadamente trataba de ayudarlo, el tomó mis manos y negó con la cabeza.
Levantó un poco su chaqueta y vi la mordida en su costilla, tenía la camisa llena de sangre y se veía todo infectado...
--No por favor... No.-dije.
Los bebés lloraban sin parar, pero no me importaba, Sam... El estaba muriendo.
Camino hacia ellos para tomarlos en brazos y calmarlos haciendo "shhh" pero Lucia sabía que algo andaba mal.
--Debemos seguir.-dijo Sam.
--¿Puedes?-dije.
--No parará hasta encontrarles un lugar seguro... O hasta que muera.-dijo.
Mis lagrimas bajaban por mis mejillas, pero aún así, tome mi bolso en el piso y me lo puse, agarre a Camilo que me miraba y sonreía sin razón.
Caminamos sin rumbo hasta que encontramos un lugar donde podíamos pasar la noche, quería estar tranquila, no quería ver a Sam convertido en muerto, no podía.
Pasamos a la casa y nos aseguramos de que estaba bien, acosté a los niños dormidos en la cama y cerré para que descansarán bien, baje las escaleras corriendo para ver a Sam y abrazarlo fuerte.
Estaba débil, se le veía pero aún así, no paraba de tratar de mostrarse fuerte.
--¿Duele?-pregunté.
--Solo arde un poco.-dijo, nos sentamos en el sofá.
Estaba todo tan silencioso, no quería perderlo.
--¿Qué haré sin ti?-le pregunte, él me miró y me abrazo tan fuerte, que todos los pedazos rotos dentro de mi, se unieron.
--Vas a cuidar de nuestros hijos.-dijo.--Y no te apresures tanto, es hasta que la muerte nos separe ¿No te acuerdas?
Ni siquiera pude reír, solo escondí mi rostro en su cuello llenándolo de lágrimas, el también lloraba.
--Pero que lindos...