Me sentía tan mal, comencé a jalar los cuerpos fuera del cuarto; llevándolos al pasillo, cuando ya estaba por el último, la puerta de abajo se abrió y salí corriendo a la habitación, estaba completamente desnuda, echa nada, y mi único idea fue esconderme en el armario junto a mis hijos, cerré la puerta asustada.
El corazón parecía que se me iba a salir del pecho.
--¿Qué habrá sucedido aquí?-escuche una voz masculina.
--No tengo idea.-dijo otra más gruñona.--Iré a revisar, escucha sus pasos como subían las escaleras, eran varios, y a través de la puerta podía verlos, eran tres hombres.
--¿Crees que fue un grupo?-preguntó el rubio.
--No lo sé... Pero lo que sí se, es que aquí se violaron a alguien.-y pude ver como señalaba la cama, mi pecho subía y bajaba.
--¿Crees que...
--¿Por qué no le preguntamos?-dijo la voz gruñona y abrió la puerta del closet, encontrándose cara a cara conmigo.
Mis piernas tapaban mi cuerpo hasta el pecho, y detrás de mí, mis bebes, los mire con odio a todos, no pensaba repetir lo mismo de nuevo, no lo iba a permitir.
--Dios mío...-dijo el rubio, asustado.
El gruñón, que parecía el más salvaje de los tres, tomó uno de los abrigos que estaban dentro del closet, y con sumo cuidado, como si yo fuera a atacarlo en cualquier momento, lo colocó sobre mis hombros lentamente, cubriendo la mayor parte de mi cuerpo.