Era hora de tener una vida nueva, tal vez las cosas mejoraran si me daba la oportunidad de unirme a un grupo, y más si parece tan grande y fuerte como Alexandria.
Miraba a través de la ventana mientras que escuchaba la risa de mi Camilo, tan sincera, tan Inocente, me volteé para ver, algo que me sorprendió.
Daryl, el hombre sucio y desaliñado que le daba miedo a cualquiera, era el que provocaba esas risas, Camilo tomaba su dedo, y jugaba con el, mientras que el, tenía algo parecido a una sonrisa en el rostro, o bueno, una media sonrisa.
--Aaron mira...-susurro Eric, haciendo que su pareja Se volteara para mirar la escena que yo también veía, y los sentí sonreír, era algo muy tierno de ver.
--¿Qué? ¿Nunca han visto a un hombre jugando con un bebé?-dijo de mala gana, quitándole el dedo a Camilo de sus pequeñas manitas, pensé que lloraría sin parar, pero no fue así, fue lo contrario. Río hasta ponerse rojo, igual Lucía.
No sé que tenía este hombre, pero a ellos les gustaba o por lo menos les parecía gracioso.
Pasamos unas cuantas horas en el carro, hasta que los dos pequeños se durmieron.