El Distrito perdido

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Katniss va y viene de la bruma en la que la morflina la sume. Despierta apenas unas horas para cerciorarse de que lo que está en su vientre sigue ahí. Las dosis son bajas para la cantidad de dolor en el que está sumido su cuerpo así que ya no sabe si duerme por la droga o es un desmayo por el dolor. Las quemaduras de su piel, el par de costillas rotas y las magulladuras que se tornan moradas en su piel duelen como el infierno. Prefiere las drogas mil veces. En esa calma olvida todo, no hay dolor, no hay angustia, no hay un bebé en camino y tampoco ha perdido a Peeta. En sus momentos de lucidez escucha que es un milagro que ambas estén vivas, que el choque eléctrico debió matar a la madre y al no nato. Katniss quiso gritarles por llamar así a su bebé, pero no tenía fuerzas.

En su mente repite una y otra vez el momento en el que Haymitch le dice que los Juegos han sido una mentira ese año, que el único fin era iniciar la revolución con ella a la cabeza. Ve a los ojos de la veta con furia mientras el mentor explica que no han tenido tiempo de salvarlos a todos, que Peeta, Johanna, Enobaria y Annie Cresta están en manos del Capitolio. Peeta en manos de Snow, Peeta lejos de su hija, Peeta no conocerá a su hija, porque en manos de La Serpiente, Peeta es hombre muerto.

No le bastó con decirle que su panadero había sido secuestrado por la persona que más los odiaba. Tuvo que aclararle que el doce era una mina a cielo abierto. Los bombarderos atacaron el distrito hasta los cimientos y solo unas novecientas personas se salvaron. Se tranquilizó al saber que su familia y la de Gale estaba bien, preguntó por la familia de Peta, la negativa la hundió sin retorno, su chico del pan se había quedado solo por completo. Se mira las uñas, al ras, pero aún recuerda la sensación de la piel de Haymitch bajo las mismas, le araño el rostro hasta que le aplicaron el sedante. Ahí estaba ahora un mes después entrando y saliendo del hospital del distrito 13. Primero por los dolores físicos, luego por las pesadillas y las magulladuras emocionales. En su cama de hospital solo acepta la visita de Finnick que esta tan abatido como ella y no puede hilar más de tres frases seguidas, lo que a la chica le conviene porque solo busca no estar sola, no una compañía parlanchina.

Se sume en una burbuja en la que solo importa ella, ella y la pequeña que cada vez se mueve más en su interior. La llena de palabras dulces, incluso Finnick le habla a su vientre, ofreciéndole azucarillos con su tono más seductor. Katniss se permite reír con las bromas del vencedor, porque teme que si olvida su risa, todo estará perdido.

~KATNISS POV~

Uno de los días buenos, de esos que paso fuera del maldito hospital, me encuentro con Gale. Él me mira con tanta tristeza en sus ojos grises que no necesita hablar para que lo siga por los túneles hasta un cuarto pequeño.

— No quiero tener hijos— susurra imitando mis gestos, eso le repetí como cada año, el día que fui voluntaria para salvar a mi hermana— debiste decir... no quiero hijos contigo Gale...

— Yo — me detengo — no quería hijos, aún estoy terriblemente asustada por ello — me apego a la pared y me deslizo hasta acabar sentada, aprieto los ojos, no lloraré— el padre de mi hija está en manos del Capitolio, posiblemente acabe muerto, probablemente todos acabemos muertos y a ti te preocupa que no fuera contigo — lo miro furiosa, como si no tuviese nada en que pensar, debo soportar los celos de quien creí mi mejor amigo.

— Te acostaste con él — acusa él, su voz resuena en toda la habitación — ¿Qué esperabas que ocurriera Catnip? — aun enojado usa el apodo que me puso el primer día que nos conocimos — creí que terminaríamos juntos Katt — se sienta frente a mí y sus ojos deben ser un reflejo de mi tristeza, ojos de la Veta, grises, bellos en su rostro — creí que escaparíamos de todo aquello — acaricia mi mejilla, apego mi piel a su mano.

— Nunca quise hacerte daño Gale —no lo evite, como aquel día cuando estaba moribundo roce mis labios, con los de él, una sensación muy diferente a cuando besaba a Peeta me embargo.

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