Capitolio

352 27 2
                                    

Observa a su hermana dormir pegada a su madre, modula una disculpa y sale del compartimento asignado a las Everdeen, yendo al suyo propio al lado del de su familia. Se sienta en su cama mirando fijamente la cuna frente a ella. Toma el borde del mueble apretando fuertemente mientras ve dormir a su pequeña niña. Agradece la maldición que le tocó, el no poder amamantar a su niña le jugaba a favor ahora, aunque fuera una tristeza no poder hacerlo, el dolor en su pecho nunca se iba mientras daba el biberón a la criatura que le llenaba el alma con esos ojos azules. Acaricia sus pequeñas piernas, graba a fuego en su memoria el rostro adormilado de Bluebell y le susurra lo mucho que la ama.

Camina por los silenciosos túneles hasta llegar al ala hospitalaria, son las cuatro de la mañana y casi no hay doctores dando vuelta por lo que puede escabullirse hasta el cuarto donde han instalado a Peeta. Se para frente a su puerta y exhala en un suspiro todos los sentimientos. Acaricia con su mano el nombre escrito en la puerta mientras lo observa por la pequeña ventana que hay en la abertura de madera. Se pone en cuclillas y desliza un papel doblado al medio por debajo de la puerta. Vuelve a ponerse de pie y observa una última vez como el rubio reposa en su cama con una mueca tranquila, quizás soñando con ella y con su pequeña, lejos del infierno que pasó en el Capitolio al que ella volverá voluntariamente para vengarse.

Lleva puesto el uniforme de soldado, cubriendo su delatora trenza bajo la capucha de la cazadora. Trota hasta llegar al hangar. Allí nadie duerme, los aerodeslizadores están siendo cargados, hay hombres y mujeres llenando de provisiones y medicamentos cada una de las naves. Uno de los armatostes metálicos tiene su atención, el número coincide con el que Boggs dijo que iba directo al Capitolio. Toma una enorme caja y sube como si nada, oyendo el repiquetear de las suelas de sus botas contra el metal. Abandona la caja en algún sitio y se oculta, esperando el día, intentando armar en su cabeza como hará para llegar hasta la mansión y así, por fin, matar a Snow.

...

~KATNISS POV~

Escuadrón 451. Me asignan allí cuando pongo mis pies sobre el asfalto. Estamos a las afueras del Capitolio. Los rebeldes lucen muy emocionados por mi llegada, inspirados por el personaje que Plutarch ha creado de mí, la chica que lo deja todo por la causa, incluso a su beba recién nacida. Al primero que veo es a Gale, él me lleva ante Paylor que no parece muy contenta de verme. Me asignan al escuadrón de Gale y me siento aliviada, con mi mejor amigo soy capaz de cualquier cosa, incluso de internarme en las calles del Capitolio a pie hasta llegar a Snow y asesinarle.

— Coin no está contenta Soldado Everdeen, un desacato a su autoridad es algo grave.

— Boggs...

— Comandante Boggs para usted soldado — miro a desgana a la mujer a la que llaman Jackson y vuelvo de nuevo hacia el moreno.

— Comandante, volveré si la Señora presidenta lo dispone — suelto mordaz, veo a Gale reprimir la sonrisa.

— No volverás, se te asigno aquí, pero Soldado... si desobedece mis órdenes está fuera — me mira fijamente, pronunciando con rudeza las últimas palabras.

— Bien — empieza a decir Jackson, y presenta a cada miembro del escuadrón, parecen buena gente, aunque el único de confianza para mi es Gale y quizás Boggs.

— Serán el escuadrón estrella — Cressida está vestida como todos nosotros, me asombra el coraje de esta mujer, desvío la vista un segundo porque una cabellera color bronce ha llamado mi atención.

— Finnick — grito abandonando mi posición de firme para correr al encuentro del hombre del cuatro que abre sus brazos para mí — fue una luna de miel demasiado corta — me aferro a sus brazos y él me corresponde, me siento segura — ¿Escuadrón 451?

Es lo que hacemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora