Estragos

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Esta vez Samuel no estaba recostado en las camas de la mansión de la reina, estaba en la habitación de Dante, descansando mientras que Zeus le explicaba lo que había pasado.

Al parecer, la sangre había sido muy dañina para el cuerpo de Samuel, lo que le hizo no aguantar las emocione fuertes, por lo menos tendría que descansar más y comer lo normal, puesto que esa sangre si había causado ciertos estragos en el cuerpo del humano.

Dante se encontraba recostado en el sillón, mientras que Zeus estaba patas para arriba en el individual, Jade estaba sentada normalmente en el otro.

- ¿Creen que nos odiara Samuel por haberle echo sufrir así? - Pregunto el peli-azul.

- No lo creo, aunque tal vez un poco - Contestó Dante - La verdad no se que reacción tendría.

- Pues dependiendo de que reacción sea, sera la decisión tuya Dante, ¿dejaras libre a Samuel? - Esta vez intervino Jade.

- Samuel es libre desde el momento que lo trajimos ahora, lo que quiera hacer él es cosa suya.

- Entonces... ¿te estas rindiendo? - Solté Zeus aun colgado del sillón, su flequillo caía dejando ver sus ojos azules al igual que su cabello.

- No, nunca dije que me rendiría, él es libre pero no dejare que se vaya sin saber que siento.

- Dios mío, eso es lo mas cursi que has dicho en los mil y algo de años que tienes - Sonrió Zeus - Una pregunta.

- ¿Cuál?

- ¿Tienes dulces? Que con tanto revoltijo y cosas no he comido ni uno solo y ya estoy apunto de volverme loco.

- Yo no tengo ninguno, ve a tu casa y regresa... O mejor quedate ahí, que aveces estas mejor haya.

- Oye que malo, pero de verdad quiero un puto dulce.

- Pues ve y busca uno - Contesto con fastidio Dante.

- Bien - Zeus se dio la vuelta y se levanto del sofá, mientras caminaba a la cocina - No se como demonios dicen que la vampiros se supone que duermen patas para arriba, me duele el cuello y me siento atontado.

- Atontado ya estas, y esos cuentos que inventan son para asustar a los niños, nunca podrán matarnos con una estaca en el corazón.

- Pues a mi me mataran si me dan ajo, sabe de la mierda.

- ¿Ya probaste el ajo?

- Cuando era humano y también siendo vampiro - Rió - Pensé que me haría daño pero lo único que hizo fue darme mal aliento y un mal sabor de boca.

- Eres todo un caso Zeus - Esta vez la que rió fue Jade.

- Y por eso me adoran cabrones - Salio de la sala para dirigirse a la cocina, al menos ahí tendría un dulce.

Al menos.

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El diario de un humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora