De nuevo

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Dos años después.

Dante entro nuevamente a esa recamara, donde ya hacia Samuel recostado, de su lado izquierdo estaba Zeus, dormido, el peli-azul técnicamente se había mudado a la mansión del rubio.

Dos años pasaron desde ese día, el día en que casi pierde a Samuel, y hasta ahora, esta en peligro aún, puesto que quedo en una especie de coma, ya que no había despertado después de salvarle la vida con el lazo del vinciō, mientras que Zeus le cuidaba como aquellos hospitales y había traído todo lo necesario, desde suero hasta (si lo llegaba a necesitar) oxigeno, todo esto lo proporcionaba también la reina, puesto que había sido un error suyo.

-Zeus, despierta -Dante le zarandeo un poco, mientras que el vampiro oji-azul se quejaba -, vampiro de pacotilla despierta.

-Dame un beso y tal vez me levante - rió al escuchar el soplido de Dante como negación y se levanto -. Ya, ¿contento?

-¿Cómo ha estado?

-¿Yo? Bien gracias y ¿tu? - Zeus trato de animarle, pero al ver su rostro serio del rubio suspiro
-, sigue igual, sabes que el vinciō no lo podemos usar mucho porque reaccionara mal.

-Lo sé, pero... Le tenemos así dos años, ¿qué tal si nunca despierta?

-Despertara Dante, sólo deja que él lo haga, ¿quieres agravar mas la situación por tus necedades? - Dante se quedo callado, por lo que Zeus lo tomo como un "no" -, es mejor que lo haga por si mismo, porque el vinciō puede dejar consecuencias en él.

-Lo sé, me dijiste eso hace unos días, no quiero que le pase nada a Samuel.

-Si ya te lo dije hace unos días, ¿para que preguntas? - Zeus se cruzo de brazos -, aunque te seré sincero, las pocas veces que he tratado con estas cosas ha salido con que el humano, osea Samuel, puede tener algunos efectos secundarios, más él que le hemos dado quien sabe cuanto de tu sangre, porque los venenos que utilizan esos cazadores son muy fuertes para un humano, da gracias a mi que esta vivo.

-Te las he dado, pero tampoco tantas como para que seas un dios.

-Pues tengo el nombre de uno cabrón - Zeus rió, contagiando un poco a Dante -, oye sonríe que si te follo amargado ni se me para.

-¿Quién dijo que sería el de abajo?

-Una vez, solo una vez, no sabes que es uno de mis sueños - Zeus se columpio en su cuello, pues se había acercado más a él tan rápido como pudo.

-Ni por un millón.

-Aguafiestas.

-Puto.

-A pero si disfruto, ¡mira! ¡nos salio rima! Debe de ser una señal.

-Si, una señal de tu estupidez -Dante le separo de él.

-Si, bueno, al menos no soy rubia oxigenada -soltó por lo bajo Zeus, a propósito para que le escuchara Dante.

-¿Qué dijiste?

-Nada, que te quiero.

-Haz dicho algo de rubia cabrón, te alcance a escuchar.

-¿Entonces para que preguntas? Si me escuchaste hubieras empezado con eso -Zeus rió de nuevo.

-Para ver si tienes los huevos para decirlo de nuevo.

-Mira que si los tengo, si quieres ahora me bajo los pantalones y te los muestro, pero si me los bajo te tendré a cuatro delante mía.

-¿Qué haré contigo?

El diario de un humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora