Una comida agradeble

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Samuel se vistió como un día normal, estaba emocionado por salir, se la había pasado estos días encerrado que ya se sentía como un mueble sucio y aterrado.

No comprendía de nueva manera porque estaba tomando tanta confianza al vampiro.

Le había violado, torturado y secuestrado, ¿porque le estaba tomando tanta confianza? Aunque también le estaba agradecido, ya que aun cuando fuera a un principio su culpa, le había salvado de la muerte.

¿Pero porque estaba tan empeñado en volver a tenerle confianza?

- ¿Samuel? - La voz ronca de aquel vampiro resonó, sacando de sus pensamientos a nuestro humano.

- Ah, si ya voy, solo me entretuve en unas cosas - Salio Samuel vestido, no era una salida muy formal por lo que opto por algo cómodo.

- Bueno, vamos, que después te me mueres por desnutrición.

De nueva cuenta su risa se hizo sonar, Dante de vez en cuando podía sacar a relucir su lado cómico, pero si no lo hacia, este Samuel estaría muriéndose de miedo ante los orbes verdes de aquel vampiro.

- ¿Qué es lo que le apetece a su majestad comer?

- ¿Porque me llamas majestad? - Pregunto algo irritado.

- Bueno, no te enojes, te hablare normal - Él vampiro rió ante aquel comportamiento del humano, ciertamente estaba haciendo un buen trabajo en su confianza - ¿Qué quieres comer?

- ¿Hay comida china cercas de aquí? - Pregunto Samuel algo confundido, puesto que no sabia en que ciudad si quiera se encontraban.

- Por aquí cercas... Creo que si, pero tendriamos que caminar un buen tramo, a menos que quieras que te lleve corriendo, hariamos menos tiempo.

Samuel se lo penso un poco, puesto que tampoco era que le tenia la suficiente confianza como para dejarse tocar, por lo que era mejor caminar hasta ahí.

- Me gustaria caminar - Solto timido y a la vez con miedo de la reaccion del vampiro.

- Bien, no hay problema, ¿nos vamos ya?

- S-si.

Una mala idea fue eso, una muy mala idea, estaba cansado de tanto caminar que hasta sentía que se le iba el aire, pensó muchas veces en decirle al vampiro que mejor se quedaran en casa, aquella sopa y verduras le estaban llamando, además de hacerle ya apetitosas por el andar que hacían.

Samuel miro al vampiro que iba caminando a su lado, no se veía en ningún momento que en su rostro se reflejara el cansancio, es mas, tenia una expresión de diversión.

¿Se estaba riendo de él?

- ¿Ya de has cansado? - Preguntó el vampiro al escuchar aquellos suspiros que soltaba el humano.

- No - Contesto atajante, sentía que si hablaba mas empezaría a jadear como un perro ante el cansancio.

- Bueno, porque aun nos falta caminar un tramo mas.

- ¡¿Más?! - Ya no aguantó, se sentó en un tronco de árbol que sobresalía - Si estoy cansado, tengo sed y hambre.

- ¿Porque no lo habías dicho antes? Pudimos haber descansado en un lugar.

- ¿Tu no estas cansado?

- No, he caminado mucho mas que estos tramos y corrido también.

- Ya veo... - Se lo estaba pensando, se estaba pensando en pedirle al vampiro que le llevase a el lugar en donde querían comer, pero una parte de él no le dejaba.

El diario de un humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora